SAN SALVADOR, 16 de octubre (apro).- La poderosa derecha salvadoreña aglutinada en la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que gobernó El Salvador en los últimos 20 años, sufre una grave crisis interna sin precedentes, que se manifiesta en la división de sus filas y el "amotinamiento" contra el liderazgo que encabeza el banquero y expresidente Alfredo Cristiani.
La crisis no ha sido fácil de manejar. Arena ha tenido en el pasado desprendimientos de algunos de sus dirigentes, pero nunca como ahora y la situación puede volverse incontrolable. Hasta el momento los que se han manifestado públicamente han sido 12 diputados (de los 32 que tiene la bancada legislativa), quienes se han rebelado contra Cristiani.
Arena fue fundada en 1982 por el militar extremista Roberto D´Aubuisson, acusado nacional e internacionalmente como uno de los fundadores de los "escuadrones de la muerte" de ultraderecha y de haber asesinado al arzobispo Oscar Romero, en marzo de 1980. D´Aubuisson aglutinó a militares, políticos y empresarios de ultraderecha para fundar este partido que ha sido como un "monolito" político-ideológico la sociedad salvadoreña.
Cristiani tiene acumulado un record histórico. Además de ser uno de los empresarios más acaudalados de Centroamérica, fue el primer "arenero" que ganó la presidencia en 1989. En 1992 firmó la paz con la guerrilla y concluyó una guerra civil que llevaba 12 años con un saldo trágico de 75 mil asesinados. Luego, Arena se mantuvo en el poder hasta el pasado 1 de junio que asumió la presidencia Mauricio Funes, el primer izquierdista que gobierna a El Salvador.
Después de abandonar el poder en 1994, Cristiani se dedicó a hacer crecer sus negocios en el sistema financiero. Se convirtió en el accionista principal del Grupo Cuscatlán, el cual abarca banca comercial, aseguradora, administradora de fondo de pensiones y tarjeras de crédito, entre otras empresas. Hace tres años el conglomerado financiero, que tenía presencia en toda la región centroamericana, fue vendido al Citigroup, de Estados Unidos.
Cristiani no había regresado a la política hasta después del triunfo electoral de Mauricio Funes, el 15 de marzo del presente año. Amotinamiento El domingo 11, Arena cerraba filas en su asamblea general en la que ratificó a su máxima dirección encabezada por Alfredo Cristiani, a quien llaman en El Salvador, "el presidente de la paz". Nadie se podía imaginar que 24 horas después, en el poderoso partido estallara una rebelión.
Todo en la asamblea del domingo parecía fiesta: más de 700 "areneros" entonaban su marcha nacionalista en la que advierten que El Salvador será la "tumba" del comunismo; globos inflados de colores azul, blanco y rojo (iguales a la bandera de Arena); Alfredo Cristiani, expresidente y el más prominente empresario salvadoreño, era aclamado como el "nuevo" e indiscutible líder de la organización.
Doce de los 32 diputados que tiene la fracción legislativa de Arena, encabezados por el exjefe de la bancada, Guillermo Gallegos, sorprendieron a la prensa local y anunciaron su estado de "rebeldía" en contra del Consejo Ejecutivo Nacional (Coena) --máxima instancia de Arena--- y manifestaron que no seguirán más los lineamientos de la cúpula. Justificaron su "amotinamiento" al manifestar que se sentían excluidos del Coena, ya que en días previos habían hecho una propuesta para que varios diputados fueran contemplados como integrantes del máximo nivel de dirección, pero no les hicieron caso.
Todavía más, los disidentes, presuntos seguidores del expresidente Antonio Saca, han pedido la cabeza de al menos tres nuevos integrantes de la cúpula "arenera", incluido el vicepresidente de Ideología, Jorge Velado, empresario del Grupo Poma, uno de los emporios más grandes y poderosos de El Salvador, dedicado a los servicios inmobiliarios, hoteles, turismo y distribución de vehículos.
Muchas de las manifestaciones de la crisis "arenera" no se ventilan en público, dado que la prensa local tradicional se encarga de "ocultar" los conflictos de la derecha. Por ejemplo, los locutores de la Telecorporación Salvadoreña (TCS), repiten en sus reportes lo expresado por algunos de los líderes de Arena: que el conflicto "se puede convertir en una oportunidad para fortalecer al partido".
Pero la actual fractura en Arena es un hecho sin precedentes. Perdió las elecciones presidenciales ante su archirival, el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) el 15 de marzo pasado e inició un proceso de divergencias internas.
En días posteriores al fracaso electoral, importantes núcleos de Arena pedían la cabeza de Antonio Saca, así como de todos aquellos que con él habían dominado al partido y lo habían llevado al despeñadero, especialmente en la atribulada elección del exdirector de la policía, Rodrigo Ávila, como candidato presidencial.Sin embargo, Saca y sus colaboradores durante cinco años colocaron a sus adeptos en los puestos claves del partido. Pese a ser el principal acusado de la derrota, aún "es el principal accionista" de esa empresa que se llama Arena, dijo un observador, quien analiza que Cristiani está intentando marginar a la estructura que Saca ha controlado.
Desde que estalló el conflicto Cristiani se ha dado a la tarea de tratar de apagar el fuego, pero los intentos han sido en vano. Convocó al Coena con urgencia para que le dieran el respaldo público; convocó a un grupo de alcaldes y a los directores sectoriales. Todos han llamado a los disidentes para que regresen al carril y a la disciplina partidaria.
Hasta el momento los "disidentes" se mantienen. Muestran un lenguaje de "doble sentido", por un lado, dicen que desconocen al nuevo liderazgo, pero aseguran que seguirán dentro del partido, con lo cual le causan mayor mella a Cristiani.
Peor aún cuando se piensa en lo que los 12 diputados pueden hacer desde el terreno legislativo. El domingo 11, durante la asamblea "arenera", Cristiani advertía y condicionaba los votos de su bancada para aprobar el Presupuesto General de la República, situación que beneficiaría únicamente a Arena, pero los "rebeldes" indicaron que no acatarán la disciplina partidaria en aspectos que no beneficien a toda la población.
El FMLN hace cuentas felices con la bancada de Arena dividida o disminuida. Aunque los disidentes de la derecha advirtieron que no estarán a la venta.Las perspectivas no son fáciles para Cristiani ni para el poderoso partido que fundó D´Aubuisson. Los antecedentes de partidos que estuvieron en el poder y que después perdieron las elecciones son nefastos. El otrora popular Partido Demócrata Cristiano (PDC), que estuvo en la presidencia entre 1984 a 1989, hasta que llegó Cristiani, terminó en múltiples divisiones. Los remanentes actuales de la democracia cristiana son marginales y plegados a la derecha. Lo mismo ocurrió con el expartido de las dictaduras militares, Conciliación Nacional (PCN).
"El tiempo de la derecha neoliberal y ortodoxa en El Salvador ha terminado, pase lo que pase", dijo entusiasmado Sigfrido Reyes, uno de los principales líderes del izquierdista FMLN, los principales beneficiados políticos de la crisis de Arena.