POR JUAN JOSE DALTON (El País)
SAN SALVADOR - La otrora poderosa derecha salvadoreña, aglutinada en la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), se ha dividido en dos facciones, como consecuencia final del fracaso electoral del pasado 15 de marzo, que llevó al poder a su gran rival, el izquierdista y ex insurgente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
El pasado jueves, 12 de los 32 diputados que integran el grupo parlamentario de Arena -que gobernó El Salvador durante 20 años, entre 1989 y 2009- decidieron separarse definitivamente del partido y constituir un grupo independiente. Incluso demandaron a la directiva parlamentaria oficinas propias y puestos en la junta de dirección del órgano legislativo.
Entre sus acciones inmediatas, en la sesión plenaria del mismo jueves, los 12 ex diputados del mayor partido opositor votaron junto a los diputados del oficialista FMLN para archivar una propuesta de Arena que pedía la investigación de presuntas irregularidades cometidas en el Ministerio de Agricultura en el reparto de semillas de siembra a campesinos. Para los areneros, fue la "consagración de la traición".
Desde el pasado 12 de octubre, 12 diputados, encabezados por Guillermo Gallegos, se amotinaron y se negaron a reconocer a la cúpula del partido, cuyos miembros habían jurado sus cargos 24 horas antes en una asamblea o congreso ordinario. Aquel congreso fue aparentemente una fiesta, en la que el ex presidente de El Salvador y banquero Alfredo Cristiani se había erigido como el líder "unificado" de Arena.
Se creyó que Cristiani, con su poder y experiencia política, lograría frenar pronto la revuelta, pero ésta ha continuado engordando como una bola de nieve. A los rebeldes se les sumaron otros cinco diputados suplentes; luego, otros dos diputados del Parlamento Centroamericano (Parlacen) y cuatro de los 14 directores provinciales. Dicen tener más adeptos, que se incorporarán poco a poco.
Derecha de "mano dura"
No hay precedentes de una crisis semejante en Arena, que fue símbolo y ejemplo de organización monolítica en la derecha latinoamericana. Gobernó El Salvador durante dos décadas con "mano dura" en el terreno social y político. Sus adversarios decían que fue uno de los principales exponentes del "neoliberalismo ortodoxo" en el continente, tras las privatizaciones, la apertura comercial y la dolarización nacional. Su fundador fue el ya fallecido mayor de inteligencia Roberto D'Aubuisson, acusado nacional e internacionalmente de haber fundado los temibles escuadrones de la muerte y de ordenar el asesinato, en 1980, del arzobispo de San Salvador Óscar Arnulfo Romero.
Jamás, en 20 años, se juzgó a nadie por los graves crímenes de la guerra civil que, entre 1980 y 1992, costó a esta nación centroamericana 75.000 muertos y 8.000 desaparecidos.
La crisis de Arena, según los analistas, se agudizó con la derrota electoral de este año. Desde entonces, las diversas facciones se han acusado mutuamente del fracaso. Y todos tildan al ex presidente Antonio Saca de traidor por haber entregado el poder a la izquierda y poner en "riesgo el sistema de libertades".
¿Refundación?
Alberto Arene, analista político salvadoreño, asegura que estas divisiones son propias de los partidos autoritarios y recomienda a las fuerzas de la derecha, en especial a Arena, "refundarse y crear un partido más democrático y amplio". Por otra parte, apunta que los partidos políticos del país deben "dejar de vivir en la guerra", y les recuerda la nueva realidad mundial, en la que la guerra fría y la confrontación comunismo-anticomunismo ya no tienen razón de ser.
Fuentes diplomáticas indican que en Arena se está reflejando también el fraccionamiento existente en la actualidad en la empresa privada local, que está actuando con pragmatismo frente al nuevo Gobierno de izquierda encabezado por el periodista Mauricio Funes, quien asumió la presidencia el pasado 1 de junio y que está gobernando de forma moderada, sin alianzas políticas externas y con relativa independencia del FMLN que lo llevó al poder.
En perspectiva, la crisis de Arena tiene "más tela que cortar". Cristiani y su grupo culpan a Herbeth Saca, primo del ex presidente Saca, de estar "detrás" de "la arremetida" contra la coalición, cuyas consecuencias, advierten, se traducirán en la "consolidación de un proyecto de izquierda radical" encabezado por los sectores más duros del FMLN.
De hecho, en comunicados firmados por el ala oficial de Arena se menciona a uno de los más importantes líderes del FMLN, José Luis Merino, vinculado a un supuesto proyecto para destruir a la derecha y controlar el Parlamento.
Por su parte, Sigfrido Reyes, actual vicepresidente del Parlamento y dirigente del ahora gobernante FMLN, ha salido al paso de las acusaciones. "Nada tiene que ver el FMLN en toda esta crisis de Arena; están sufriendo las réplicas del terremoto que significó la derrota presidencial. De cualquier forma, lo que estamos viendo es la punta del iceberg de una muerte anunciada del ultraconservadurismo neoliberal", asegura.