lunes, 26 de octubre de 2009

Horas bajas en la derecha salvadoreña

POR JUAN JOSE DALTON (El País)
SAN SALVADOR - La otrora poderosa derecha salvadoreña, aglutinada en la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), se ha dividido en dos facciones, como consecuencia final del fracaso electoral del pasado 15 de marzo, que llevó al poder a su gran rival, el izquierdista y ex insurgente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

El pasado jueves, 12 de los 32 diputados que integran el grupo parlamentario de Arena -que gobernó El Salvador durante 20 años, entre 1989 y 2009- decidieron separarse definitivamente del partido y constituir un grupo independiente. Incluso demandaron a la directiva parlamentaria oficinas propias y puestos en la junta de dirección del órgano legislativo.

Entre sus acciones inmediatas, en la sesión plenaria del mismo jueves, los 12 ex diputados del mayor partido opositor votaron junto a los diputados del oficialista FMLN para archivar una propuesta de Arena que pedía la investigación de presuntas irregularidades cometidas en el Ministerio de Agricultura en el reparto de semillas de siembra a campesinos. Para los areneros, fue la "consagración de la traición".

Desde el pasado 12 de octubre, 12 diputados, encabezados por Guillermo Gallegos, se amotinaron y se negaron a reconocer a la cúpula del partido, cuyos miembros habían jurado sus cargos 24 horas antes en una asamblea o congreso ordinario. Aquel congreso fue aparentemente una fiesta, en la que el ex presidente de El Salvador y banquero Alfredo Cristiani se había erigido como el líder "unificado" de Arena.

Se creyó que Cristiani, con su poder y experiencia política, lograría frenar pronto la revuelta, pero ésta ha continuado engordando como una bola de nieve. A los rebeldes se les sumaron otros cinco diputados suplentes; luego, otros dos diputados del Parlamento Centroamericano (Parlacen) y cuatro de los 14 directores provinciales. Dicen tener más adeptos, que se incorporarán poco a poco.

Derecha de "mano dura"

No hay precedentes de una crisis semejante en Arena, que fue símbolo y ejemplo de organización monolítica en la derecha latinoamericana. Gobernó El Salvador durante dos décadas con "mano dura" en el terreno social y político. Sus adversarios decían que fue uno de los principales exponentes del "neoliberalismo ortodoxo" en el continente, tras las privatizaciones, la apertura comercial y la dolarización nacional. Su fundador fue el ya fallecido mayor de inteligencia Roberto D'Aubuisson, acusado nacional e internacionalmente de haber fundado los temibles escuadrones de la muerte y de ordenar el asesinato, en 1980, del arzobispo de San Salvador Óscar Arnulfo Romero.

Jamás, en 20 años, se juzgó a nadie por los graves crímenes de la guerra civil que, entre 1980 y 1992, costó a esta nación centroamericana 75.000 muertos y 8.000 desaparecidos.

La crisis de Arena, según los analistas, se agudizó con la derrota electoral de este año. Desde entonces, las diversas facciones se han acusado mutuamente del fracaso. Y todos tildan al ex presidente Antonio Saca de traidor por haber entregado el poder a la izquierda y poner en "riesgo el sistema de libertades".

¿Refundación?

Alberto Arene, analista político salvadoreño, asegura que estas divisiones son propias de los partidos autoritarios y recomienda a las fuerzas de la derecha, en especial a Arena, "refundarse y crear un partido más democrático y amplio". Por otra parte, apunta que los partidos políticos del país deben "dejar de vivir en la guerra", y les recuerda la nueva realidad mundial, en la que la guerra fría y la confrontación comunismo-anticomunismo ya no tienen razón de ser.

Fuentes diplomáticas indican que en Arena se está reflejando también el fraccionamiento existente en la actualidad en la empresa privada local, que está actuando con pragmatismo frente al nuevo Gobierno de izquierda encabezado por el periodista Mauricio Funes, quien asumió la presidencia el pasado 1 de junio y que está gobernando de forma moderada, sin alianzas políticas externas y con relativa independencia del FMLN que lo llevó al poder.

En perspectiva, la crisis de Arena tiene "más tela que cortar". Cristiani y su grupo culpan a Herbeth Saca, primo del ex presidente Saca, de estar "detrás" de "la arremetida" contra la coalición, cuyas consecuencias, advierten, se traducirán en la "consolidación de un proyecto de izquierda radical" encabezado por los sectores más duros del FMLN.

De hecho, en comunicados firmados por el ala oficial de Arena se menciona a uno de los más importantes líderes del FMLN, José Luis Merino, vinculado a un supuesto proyecto para destruir a la derecha y controlar el Parlamento.

Por su parte, Sigfrido Reyes, actual vicepresidente del Parlamento y dirigente del ahora gobernante FMLN, ha salido al paso de las acusaciones. "Nada tiene que ver el FMLN en toda esta crisis de Arena; están sufriendo las réplicas del terremoto que significó la derrota presidencial. De cualquier forma, lo que estamos viendo es la punta del iceberg de una muerte anunciada del ultraconservadurismo neoliberal", asegura.

domingo, 18 de octubre de 2009

El Salvador recurre al Ejército para frenar la delincuencia

JUAN JOSÉ DALTÓN - EL PAÍS

San Salvador - El Gobierno de El Salvador recurrirá al Ejército para reforzar el combate a la delincuencia y la violencia en el país. A partir de ahora, unos 6.500 soldados intentarán frenar la creciente ola de criminalidad. El año pasado, con aproximadamente nueve homicidios diarios, la tasa fue de 55 por cada 100.000 habitantes.

En El Salvador la delincuencia ha sobrepasado los límites. Las cifras de homicidios son iguales a las que tienen los países en guerras civiles. Por ello, el Gobierno de Mauricio Funes está planificando la "mejor forma" para que el Ejército pueda recuperar sus funciones para participar en acciones contra la delincuencia. Entre enero y septiembre de 2009, el promedio de homicidios diarios se elevó a más de 12, con lo que la tasa de homicidios podría terminar en 77 por cada 100.000 habitantes en 2009. Algo escandaloso, ya que, según la Organización Mundial para la Salud (OMS), las tasas mayores de 10 suponen epidemias.

El pasado viernes, Funes se reunió a puerta cerrada con sus ministros de Defensa y de Seguridad Pública, el general David Munguía Payés y Manuel Melgar, respectivamente. Previamente, Munguía Payés había mantenido una reunión con los más altos oficiales del Ejército, de la cual surgió la propuesta de incorporar a 6.500 militares a la lucha contra la criminalidad en algunas zonas donde "el Estado no ejerce soberanía" por el control que tienen ahí las maras. El ministro de la Defensa citó algunos de esos lugares "fuera de control": La Campanera, en el municipio de Soyapango, en los alrededores de San Salvador, así como municipios de San Miguel, donde las extorsiones contra negocios y el transporte público se han "disparado".

Una fuente de alto nivel del Gobierno, que prefirió el anonimato, aseguró a EL PAÍS que las reuniones y la planificación de lo que se debe hacer continuarán esta semana, entre el presidente, los ministros y sus más cercanos colaboradores.

La incorporación del Ejército a la lucha criminal no es fácil. A los soldados salvadoreños se les suprimieron todas las funciones de seguridad pública en los acuerdos políticos con los que concluyó la guerra civil en 1992. Desde entonces, quedó sometido el cuerpo castrense a la autoridad civil y dedicado únicamente a la defensa de la soberanía y de la integridad territorial.

Antes y durante la guerra civil (1980-1992), la Fuerza Armada tenía bajo su mando todo el sistema de seguridad pública, que lo componían las represivas Guardia Nacional (GN), Policía Nacional (PN) y Policía de Hacienda (PH), cada una de ellas con secciones de inteligencia dedicadas a la represión política.

El pasado 6 de octubre, el sacerdote jesuita de origen español y rector de la Universidad Centroamericana (UCA), José María Tojeira, lanzó una propuesta, que incluso el presidente Funes consideró "audaz"; integrar a la mitad de las fuerzas militares en el cuerpo policial.

"Podría implicar un proceso máximo de un año de entrenamiento y formación policial. Pero en un año se estaría incluyendo en la PNC [Policía Nacional Civil] aproximadamente a 5.000 personas sin un costo presupuestario especial. Quedarían en el Ejército otros 5.000 hombres que podrían utilizarse para misiones de paz en el exterior, asistencia en tiempo de desastres, etc. La idea puede parecer loca, pero es mejor que andar sacando militares a la calle a acompañar a los de la PNC. Nuestro país no tiene amenazas externas y en realidad no necesita Ejército", explicó Tojeira.

El debate promete disertaciones interesantes y polarizadas. De acuerdo a la propuesta de Tojeira, el Ejército quedaría reducido a la mitad de sus efectivos y la policía tendría un tercio más de su actual cuerpo. Pero habría que esperar aproximadamente un año para que los elementos sean bien entrenados, incluso en las normas de respeto a los derechos humanos.

El arzobispo de San Salvador,José Luis Escobar Alas, afirmó ayer que avala el uso de efectivos de la Fuerza Armada para combatir la delincuencia que golpea El Salvador.

sábado, 17 de octubre de 2009

El Salvador: la derecha se hace pedazos

JUAN JOSé DALTON (PROCESO)
SAN SALVADOR, 16 de octubre (apro).- La poderosa derecha salvadoreña aglutinada en la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que gobernó El Salvador en los últimos 20 años, sufre una grave crisis interna sin precedentes, que se manifiesta en la división de sus filas y el "amotinamiento" contra el liderazgo que encabeza el banquero y expresidente Alfredo Cristiani.

La crisis no ha sido fácil de manejar. Arena ha tenido en el pasado desprendimientos de algunos de sus dirigentes, pero nunca como ahora y la situación puede volverse incontrolable. Hasta el momento los que se han manifestado públicamente han sido 12 diputados (de los 32 que tiene la bancada legislativa), quienes se han rebelado contra Cristiani.


Arena fue fundada en 1982 por el militar extremista Roberto D´Aubuisson, acusado nacional e internacionalmente como uno de los fundadores de los "escuadrones de la muerte" de ultraderecha y de haber asesinado al arzobispo Oscar Romero, en marzo de 1980. D´Aubuisson aglutinó a militares, políticos y empresarios de ultraderecha para fundar este partido que ha sido como un "monolito" político-ideológico la sociedad salvadoreña.


Cristiani tiene acumulado un record histórico. Además de ser uno de los empresarios más acaudalados de Centroamérica, fue el primer "arenero" que ganó la presidencia en 1989. En 1992 firmó la paz con la guerrilla y concluyó una guerra civil que llevaba 12 años con un saldo trágico de 75 mil asesinados. Luego, Arena se mantuvo en el poder hasta el pasado 1 de junio que asumió la presidencia Mauricio Funes, el primer izquierdista que gobierna a El Salvador.


Después de abandonar el poder en 1994, Cristiani se dedicó a hacer crecer sus negocios en el sistema financiero. Se convirtió en el accionista principal del Grupo Cuscatlán, el cual abarca banca comercial, aseguradora, administradora de fondo de pensiones y tarjeras de crédito, entre otras empresas. Hace tres años el conglomerado financiero, que tenía presencia en toda la región centroamericana, fue vendido al Citigroup, de Estados Unidos.


Cristiani no había regresado a la política hasta después del triunfo electoral de Mauricio Funes, el 15 de marzo del presente año. Amotinamiento El domingo 11, Arena cerraba filas en su asamblea general en la que ratificó a su máxima dirección encabezada por Alfredo Cristiani, a quien llaman en El Salvador, "el presidente de la paz". Nadie se podía imaginar que 24 horas después, en el poderoso partido estallara una rebelión.


Todo en la asamblea del domingo parecía fiesta: más de 700 "areneros" entonaban su marcha nacionalista en la que advierten que El Salvador será la "tumba" del comunismo; globos inflados de colores azul, blanco y rojo (iguales a la bandera de Arena); Alfredo Cristiani, expresidente y el más prominente empresario salvadoreño, era aclamado como el "nuevo" e indiscutible líder de la organización.


Doce de los 32 diputados que tiene la fracción legislativa de Arena, encabezados por el exjefe de la bancada, Guillermo Gallegos, sorprendieron a la prensa local y anunciaron su estado de "rebeldía" en contra del Consejo Ejecutivo Nacional (Coena) --máxima instancia de Arena--- y manifestaron que no seguirán más los lineamientos de la cúpula. Justificaron su "amotinamiento" al manifestar que se sentían excluidos del Coena, ya que en días previos habían hecho una propuesta para que varios diputados fueran contemplados como integrantes del máximo nivel de dirección, pero no les hicieron caso.


Todavía más, los disidentes, presuntos seguidores del expresidente Antonio Saca, han pedido la cabeza de al menos tres nuevos integrantes de la cúpula "arenera", incluido el vicepresidente de Ideología, Jorge Velado, empresario del Grupo Poma, uno de los emporios más grandes y poderosos de El Salvador, dedicado a los servicios inmobiliarios, hoteles, turismo y distribución de vehículos.


Muchas de las manifestaciones de la crisis "arenera" no se ventilan en público, dado que la prensa local tradicional se encarga de "ocultar" los conflictos de la derecha. Por ejemplo, los locutores de la Telecorporación Salvadoreña (TCS), repiten en sus reportes lo expresado por algunos de los líderes de Arena: que el conflicto "se puede convertir en una oportunidad para fortalecer al partido".


Pero la actual fractura en Arena es un hecho sin precedentes. Perdió las elecciones presidenciales ante su archirival, el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) el 15 de marzo pasado e inició un proceso de divergencias internas.


En días posteriores al fracaso electoral, importantes núcleos de Arena pedían la cabeza de Antonio Saca, así como de todos aquellos que con él habían dominado al partido y lo habían llevado al despeñadero, especialmente en la atribulada elección del exdirector de la policía, Rodrigo Ávila, como candidato presidencial.Sin embargo, Saca y sus colaboradores durante cinco años colocaron a sus adeptos en los puestos claves del partido. Pese a ser el principal acusado de la derrota, aún "es el principal accionista" de esa empresa que se llama Arena, dijo un observador, quien analiza que Cristiani está intentando marginar a la estructura que Saca ha controlado.


Desde que estalló el conflicto Cristiani se ha dado a la tarea de tratar de apagar el fuego, pero los intentos han sido en vano. Convocó al Coena con urgencia para que le dieran el respaldo público; convocó a un grupo de alcaldes y a los directores sectoriales. Todos han llamado a los disidentes para que regresen al carril y a la disciplina partidaria.


Hasta el momento los "disidentes" se mantienen. Muestran un lenguaje de "doble sentido", por un lado, dicen que desconocen al nuevo liderazgo, pero aseguran que seguirán dentro del partido, con lo cual le causan mayor mella a Cristiani.


Peor aún cuando se piensa en lo que los 12 diputados pueden hacer desde el terreno legislativo. El domingo 11, durante la asamblea "arenera", Cristiani advertía y condicionaba los votos de su bancada para aprobar el Presupuesto General de la República, situación que beneficiaría únicamente a Arena, pero los "rebeldes" indicaron que no acatarán la disciplina partidaria en aspectos que no beneficien a toda la población.


El FMLN hace cuentas felices con la bancada de Arena dividida o disminuida. Aunque los disidentes de la derecha advirtieron que no estarán a la venta.Las perspectivas no son fáciles para Cristiani ni para el poderoso partido que fundó D´Aubuisson. Los antecedentes de partidos que estuvieron en el poder y que después perdieron las elecciones son nefastos. El otrora popular Partido Demócrata Cristiano (PDC), que estuvo en la presidencia entre 1984 a 1989, hasta que llegó Cristiani, terminó en múltiples divisiones. Los remanentes actuales de la democracia cristiana son marginales y plegados a la derecha. Lo mismo ocurrió con el expartido de las dictaduras militares, Conciliación Nacional (PCN).


"El tiempo de la derecha neoliberal y ortodoxa en El Salvador ha terminado, pase lo que pase", dijo entusiasmado Sigfrido Reyes, uno de los principales líderes del izquierdista FMLN, los principales beneficiados políticos de la crisis de Arena.