miércoles, 28 de abril de 2010

Roque Dalton: unos días después de la fuga

Por Juan José Dalton (ContraPunto)
SAN SALVADOR – Los recuerdos retenidos en la memoria son algo borrosos, pero impactantes con el transcurso del tiempo.

Nosotros: mis hermanos, mi mamá y yo, vivíamos en la casita contigua a la Tienda “La Royal”, que era de mi abuela paterna y donde también ella vivía. Allí pasábamos toda la semana, de lunes a viernes porque Roque y yo íbamos al Colegio Centroamérica. Los fines de semana o nos íbamos a Sonsonate o a la casa de mi tía Cholita, en la Escalón. Tía Cholita (Soledad Morales) era hermana de mi abuela materna y una de las grandes costureras de entonces.

Bueno, el caso es que por aquellos días de 1964, yo tendría unos 7 años, mi “mamá María”, que así le decíamos a nuestra abuela, se mostraba nerviosa; a mi mamá no lo recuerdo en la casa, hasta momentos después.

A cada rato mi abuela nos ponía a rezar frente a un altar de la Virgen que ella tenía en una esquina; en otra esquina tenía a otro santo, que quizás era San Antonio.

Mi abuela era muy, muy discreta… Pero la vimos llorar. Quizás la consolamos y nos dijo que teníamos que rezar mucho por mi papá; que los policías lo habían capturado, pero que no podíamos decir nada porque más daño podríamos causar. Así que prometimos no decir nada a nadie.

Todas las tardes después de llegar del colegio, que dirigían unas “señoritas Eyegoyén”, nos salíamos a jugar a la calle, a un costado de la “5 de Noviembre”. Una tarde de esa pasó un camión cargado de policías y yo agarré un puñado de tierra y se los tiré, haciendo con boca un sonido de explosión.

Mi hermano, al darse cuenta, me regañó y yo en mi inocencia decía: “Si no les dije nada…”. Mi abuela también me regañó y nos hincó a rezar.

Después de aquello recuerdo la presencia de mi mamá. Ella nos dijo que nos preparáramos, que nos vistiéramos porque íbamos ir a visitar a la tía Orbe, que también era hermana de mi abuela materna y que vivía a pocas cuadras de nosotros. Su casa estaba a una cuadra de donde hoy está el teatro municipal Roque Dalton, en San Miguelito.

El caso es que llegamos a donde mi tía Orbe, a dónde íbamos también con frecuencia, y todo normal…

Mi tía Orbe cerró la puerta y nos hizo pasar al corredor, que en medio tenía un pequeño jardincito y unas grandes macetas de cemento. De pronto, de un cuarto sale mi padre… Nos quedamos mudos. Tenía bigote y pelos en la barba, poquitos porque era medio lampiño. Pero la cara y los brazos los tenía con decenas de pequeñas cicatrices.

Nos abrazamos todos, mi mamá, mi papá y nosotros, sus hijos… Nos contó que había estado corriendo por entre los montes y que por ello tenía tantas cortadas.

Recuerdo también que mi papá nos enseñó un pedazo de lámina de acero. Era como una pequeña reglita de unos pocos centímetros que había logrado arrancar al catre donde dormía en la celda, en la cárcel de Cojutepeque. En aquella cárcel estaba como desaparecido, es decir, el gobierno de entonces había negado tenerlo preso.

Mi padre aprovechó que las paredes de la cárcel estaban rajadas y ayudado por aquella laminita de acero (que nunca más supe de ella, aunque recuerdo haberla visto después en Praga), logró separar los ladrillos de adobe y por ahí fugarse.

Fue aquella una de las veces que mi padre evadió la muerte y la traición.

lunes, 26 de abril de 2010

El Salvador: la fragmentación de la derecha

Por Juan José Dalton (PROCESO, Mx)
En fotografía ex presidente Antonio Saca


SAN SALVADOR - La derecha política salvadoreña está “de capa caída”, “no da pié con bola”... Hoy se ve a Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), otrora partido símbolo del conservadurismo latinoamericano, desmoronarse sin contención.



Hasta antes de marzo de 2009, la derecha política señoreaba a sus anchas en la conducción de los destinos de El Salvador. Su señoreo fue en diferentes formas: oscilaban entre dictaduras militares y autoritarismo civil. Esta situación se mantuvo desde que este país adoptó la vida republicana a comienzos del siglo XIX.





Los Acuerdos de Paz entre gobierno y guerrilla en 1992 abrieron la posibilidad de la alternancia política, misma que llegó después de 17 años de aquella gesta y luego de tres intentos fallidos de la izquierda política.



Finalmente la izquierda asumió la conducción del país a partir del pasado 1 de junio de 2009, luego de que el exguerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) derrotó a ARENA en las elecciones del 15 de marzo de ese año.



El analista Alberto Arene ofrece a Apro su visión de lo que está ocurriendo actualmente en la derecha local, sumergida en una intensa crisis que ha resquebrajado a su otrora monolítico instrumento de hacer política del gran empresariado local: ARENA, al que el analista no cataloga como partido político, menos instituto democrático.



“La derecha salvadoreño mostró una gran unidad y cohesión en poco más de 30 años: durante la guerra, la pos-guerra y en la primera década del presente siglo. Fue una derecha que ha estado considerablemente unida y cohesionada por diferentes factores. Durante la guerra su objetivo fue derrotar a la guerrilla (hubo una fase de intensa lucha por derrotar también a la Democracia Cristiana que tuvo el ejecutivo en un período contrainsurgente). Durante la posguerra, el ejercicio del poder fue el elemento fundamental de cohesión, lo que se mantuvo durante 20 años”, explicó Arene.



“Ya era tiempo que se dividiera y que cambiaran la derecha. Es una situación nueva de la cual no había costumbre ni por parte de la derecha ni del país, como sociedad. El elemento de cohesión del poder (el Ejecutivo) que tenía ARENA ha desaparecido y esa es una de las causas de la división.



Hay que tomar en cuenta que ha perdido también el Poder Legislativo y existe un Poder Judicial más independiente. El sector más vinculado a la gran empresa privada se sienten en la actualidad como en el limbo”, agregó.

El “mazazo”

El primer gran impacto que sufre ARENA se da el propio 16 de marzo de 2009, cuando poco a poco se fueron conociendo los resultados de la elección presidencial. Los conteos de las urnas transmitidos por televisión a nivel nacional no dejaban lugar a dudas: Mauricio Funes había derrotado a Rodrigo Ávila. La intensa propaganda anticomunista y los anuncios ligando a Funes con Hugo Chávez y Fidel Castro, no sirvieron de nada.



ARENA internamente se convirtió en un hervidero de contradicciones: ¿A quién culpar? El señalado ideal era Antonio Saca, el presidente que tuvo que admitir el triunfo de Funes y quien le puso la banda presidencial al primer presidente de izquierda en El Salvador.



El mazazo fue contundente. Comenzaron las acusaciones y contra-acusaciones. Saca fue acusado por sus propios compañeros de haber “personalizado” al partido, de elegir a la persona no idónea para candidato y además de querer dividir a ARENA.



Desde el 1 de junio al 12 de octubre del año pasado, la refriega interna era grande, pero bien escondida por los grandes medios de comunicación, que fueron parte de la campaña proselitista de ARENA.



El 12 de octubre se da la primera gran fractura en ARENA: 12 diputados seguidores de Saca rompen con ARENA y se autodeclaran independientes. En lo sucesivo, este grupo parlamentario se alía en las votaciones con el FMLN en el legislativo, y en otras ocasiones responde a las iniciativas presidenciales, que no siempre coinciden con su partido oficial.



De grupo parlamentario, los 12 disidentes se convierten en partido en formación Gran Alianza de Unidad Nacional (GANA). En la actualidad con 14 diputados propietarios y 9 suplentes. ARENA redujo su cuota parlamentaria de 32 legisladores a 18. GANA, en las bases, le “roba” a ARENA cada vez más su gente.



“Ya no existe la cohesión que te da el poder, pero además hay que tomar en cuenta que ARENA no era ni es un partido político, no funcionaba como tal, no tiene los mecanismos de diálogo ni de búsqueda de consensos ni institucionalidad. Esta combinación se da en medio de la crisis que sufre ARENA”, apuntó Arene.



“Claro, aparece ahora en la escena Antonio Saca como se dice: ‘corregido y aumentado’. Tiene gran capacidad e iniciativa política, además de que dispone aparentemente de recursos considerables. Con Saca aparece por primera vez alguien de la derecha que tiene mayor autonomía para poder operar dentro del sistema político”, aseguró el analista.



Y continuó: ““Las condiciones que se han dado en la derecha es como la tormenta perfecta... Hay una división que es efectivamente profunda y ello implica una recomposición al interior de la derecha. GANA es un partido de derecha. Que sea de una derecha más o menos popular... Hay que ver qué significa eso: hay que verlo en un programa económico-social. De lo que si no hay duda es que tienen la pretensión de disputarle la hegemonía a ARENA y particularmente al grupo económico que ha conducido a ARENA en los últimos 20 años”.



ARENA nació como un proyecto extremo. Fue fundada en 1983 por el ya fallecido mayor de inteligencia Roberto D´Aubuisson, quien logró aglutinar a militares de alta en el ejército y en la seguridad pública, a políticos anticomunistas y a grandes empresarios, entre ellos, terratenientes cafetaleros afectados por la reforma agraria que forzó Estados Unidos en sus proyectos contrainsurgentes a fin de evitar la guerra, que luego se profundizó en la década de 1980.



El también analista local, Rafael Castellanos, más cercano a ARENA, estima que existen en la actualidad dos situaciones: la percepción y la realidad. En cuando a percepción lo que se indica es que GANA está ganando la batalla: agilidad mediática de Saca y el uso de cuantiosos recursos “de oscura procedencia”, como la publicidad en los medios y las pintas en todo el país.



“Si ARENA quiere seguir siendo la segunda o la primera fuerza política del país y el dique de contención al socialismo del siglo XXI, tiene que llegar fuerte a las elecciones. Consecuentemente, no debe concentrase más en los tránsfugas y su jefe. Debe desarrollar una estrategia con acciones de gran impacto mediático, publicidad y cobertura de medios, para que el salvadoreño perciba la realidad lo más cerca de la verdad posible, y el partido sea percibido como la esperanza del país para rescatar la moralidad en política y preservar la democracia y la libertad, y no como el partido que se deshace”, asegura Castellanos.



Pero, Arene, un analista considerado neutral, estimó que a ARENA “lo único que le queda de esta crisis es refundarse. Crear un partido moderno, más liberal y menos conservador; democrático, con ideas y programas; más de centro derecha que de derecha. Debe dejar de funcionar como un partido que tiene dueños o dueño. Pasa esto por una profunda refundación y reingeniería. Pero de pronto no vemos los signos de ese cambio”.

sábado, 24 de abril de 2010

Atentado mortal en El Salvador contra un jefe policial mexicano

Por JUAN JOSÉ DALTON(EL PAÍS)

SAN SALVADOR - Unos desconocidos atentaron ayer en San Salvador contra un jefe de la Interpol, el mexicano Guillermo Medina, matando a su esposa y dejando gravemente herido al jefe policial, que también ocupa un alto cargo en la Embajada de México.

El ataque se produjo a plena luz del día, en una calle de alta circulación de vehículos y en una zona vigilada que acoge diversas instituciones gubernamentales y judiciales salvadoreñas. Los atacantes descargaron sus armas sobre el vehículo que conducía el jefe policial, cuya esposa, Claudia de Medina, quedó muerta en el acto.

"Fue un ataque planificado, premeditado y dirigido contra el oficial Medina, no cabe la menor duda", aseguró a EL PAÍS el subdirector general de la Policía Nacional Civil (PNC), Mauricio Martínez Landaverde.

El atentado se produjo en las inmediaciones del Centro de Gobierno y de la sede de los tribunales de San Salvador. Según las autoridades, fue perpetrado por dos desconocidos que huyeron tras el ataque. Aún no se ha confirmado si iban a bordo de una motocicleta o conducían un vehículo. "Por el momento no tenemos capturados, pero estamos viendo todas las hipótesis", afirmó Ramírez.

El oficial de la Interpol es también primer secretario de la Embajada de México en San Salvador. Medina, de 34 años de edad, sufrió otro ataque a tiros el pasado 1 de febrero en una zona residencial de San Salvador. Tanto la policía local como la Embajada mexicana justificaron el primer ataque como un intento de asalto con fines de robo.

"Presumimos que el sujeto que disparó pretendía robar el automóvil y el individuo, ante el temor y como una expresión del riesgo, optó por disparar a la víctima", señaló entonces el jefe policial Augusto Cotto. La esposa del diplomático, que estaba en el vehículo, salió ilesa en aquella ocasión.

Sobre aquel suceso el subdirector de la policía dijo ayer que quizá "también era un acto planificado que se frustró".

Analistas locales han expresado su temor ante la posibilidad de que este crimen tenga relación con los carteles de la droga mexicanos, sobre todo después de que el presidente salvadoreño, Mauricio Funes, confirmara el pasado 14 de abril que se ha descubierto presencia en territorio salvadoreño de miembros de la banda criminal mexicana Los Zetas. Ramírez manifestó que esta relación se investiga, pero "aún no se ha concluido algo sobre este punto".

Funes afirmó entonces que ni el Ejército ni la policía ni el Organismo de Inteligencia del Estado (OIE) le han confirmado que Los Zetas operen en El Salvador. "La única información que yo tengo es que han entrado a El Salvador, han hecho algunas exploraciones, algunos contactos, probablemente lo han hecho con algunas pandillas o lo han hecho con algunos otros carteles de la droga que operan en el país", apuntó el mandatario salvadoreño, quien sí reconoció que dicha banda criminal opera en Honduras y Guatemala.