miércoles, 30 de julio de 2014

El cura español de las maras, arrestado en El Salvador

San Salvador (30-07-2014)
Por Juan José Dalton - EL PAÍS
El Salvador ha amanecido impactado por el arresto del sacerdote español Antonio Rodríguez Tercero, de 38 años, párroco de la Iglesia de San Francisco en la capital, San Salvador, y director del Servicio Social Pasionista, dedicado a la prevención de la violencia de las maras, como se conoce a las violentas pandillas centroamericanas. La Fiscalía acusa al Padre Toño de meter “objetos ilícitos” a centros penitenciarios y de tener “relación directa” con el líder de la pandilla Barrio 18.
El sacerdote, que lleva 15 años en El Salvador, es una figura de peso en la mediación de paz con las maras. Su parroquia está en una zona caliente de pandillas y Rodríguez tiene un trato cercano con los mareros, a los que trata de rehabilitar con sus programas de pacificación.
Tras su detención, el padre Toño se encuentra recluido en las instalaciones de la División Central de Investigaciones, a donde llegó la mañana de este miércoles en un vehículo privado y custodiado por agentes vestidos de civil. No iba esposado, pero se le impidió hablar con la prensa.
El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Benito Lara, confirmó su captura pero no dio más detalles sobre este caso. En la noche del martes y en la madrugada de este miércoles han sido detenidas con orden judicial 127 personas, entre ellas funcionarios públicos como policías, fiscales y concejales de alcaldías, así como abogados y líderes pandilleros. Los capturados en esta redada están recluidos en las instalaciones de la División Antinarcóticos, donde decenas de periodistas esperan que sean presentados públicamente.
El abogado del sacerdote, Nelson Flores, ha asegurado que el padre Toño no ha sido capturado como parte de la redada, sino que es “un caso aparte”, aunque esta misma tarde la Fiscalía ha dicho lo contrario: que, en efecto, la detención del sacerdote forma parte del operativo. Flores, por su parte, considera es inocente de cualquier cargo: “El problema en este país es que trabajar con la reinserción de los jóvenes pandilleros es inmediatamente sospechoso de estar vinculado a las pandillas”, explicó el abogado, quien contempla que el arresto pueda tener una “vinculación política”.
Mientras tanto, el director policial, Ramírez Landaverde señaló que la captura de Rodríguez fue el resultado de una investigación de la Fiscalía contra una estructura de pandillas que opera en la zona oriental de El Salvador, vinculada a delitos como homicidios, extorsiones, robos y hurtos. Agregó que en el marco de las investigaciones, la Fiscalía encontró elementos suficientes que vinculaban al sacerdote con la estructura de pandillas y ejecutó la captura.

El sacerdote es originario del pueblo manchego de Daimiel, en España. Llegó a El Salvador en el 2000 inspirado por la figura del arzobispo asesinado Oscar Arnulfo Romero, un mito de la lucha por la pacificación de este país y contra la desigualdad.

“Vine aquí porque quise seguir el camino de Romero y de los padres jesuitas asesinados por soldados en 1989. Siempre quise desarrollar mi trabajo en América Latina. Presioné mucho a mi congregación para que me enviara aquí y lo hicieron”, dijo el Padre Toño a EL PAÍS en una entrevista en abril pasado.
La guerra de las pandillas en El Salvador se ha cobrado unos 85.000 muertos en dos décadas
Toño ha sido un fuerte crítico de los gobiernos de turno por “el fracaso de las políticas públicas implementadas contra las pandillas”, según sus palabras. En El Salvador el pandillerismo es un grave problema. Según fuentes oficiales, la guerra de las pandillas, especialmente el enfrentamiento entre la Mara Salvatrucha y el Barrio 18, se ha cobrado unos 85.000 muertos en dos décadas.
Recientemente el padre Toño en una entrevista televisiva, la última que concedió antes de su captura, criticó duramente al actual gobierno, al señalar que "hay ausencia de políticas públicas para frenar la violencia". También afirmó que "no sólo hay violencia de las pandillas, sino de todas partes: de los empresarios y de funcionarios insensibles".
El sacerdote, en su Servicio Social Pasionista, trabaja con expandilleros, con víctimas de la guerra entre pandillas y con familiares de los que están presos. “El gobierno tiene la responsabilidad de frenar la violencia, pero se necesita el diálogo entre todas las partes”, apuntó Rodríguez, quien considera que en El Salvador hay que invertir al menos 850 millones de dólares en prevención de la violencia, en la reinserción de los pandilleros y en la atención a las víctimas.
El Salvador está catalogado como el cuarto país más violento del mundo, con una tasa de más de 40 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Las autoridades atribuyen a las pandillas el 67% por ciento de los delitos en el país.

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lunes, 7 de julio de 2014

La violencia y las maras detonan el éxodo masivo de menores a EEUU

San Salvador / Guatemala (07-07-2014)
Por Juan José Dalton / José Elías
El Salvador, Guatemala y Honduras están en el ojo del huracán. La ola de menores migrantes que por miles intentan llegar a Estados Unidos han puesto en un brete a la Administración de Barack Obama, pero también han destapado la demoledora situación de los citados países centroamericanos. Anclados en la pobreza, el fenómeno de la violencia, especialmente fustigado por el látigo de las maras, ha actuado como detonante de este éxodo masivo. Para algunos especialistas se trata de un caso de desplazamiento forzoso por los altos niveles delictivos y la presión de las organizaciones criminales. A ello se suma el intento de conseguir el reagrupamiento familiar. Los casos de Guatemala y El Salvador ilustran la gravedad de esta violencia. En este último país las peticiones de asilo por violencia, ya superan a las de refugiado por conflicto bélico de la época de las guerras civiles. Y en Guatemala, el índice de homicidios ha aumentado un 70% en un año.
SAN SALVADOR
Muchas familias en El Salvador se han visto obligadas a abandonar sus viviendas, de un día para otro, sin planificación. Se trasladan obligatoriamente a otros lugares del territorio y envían a sus hijos al extranjero para poner a salvo sus vidas. No es una confrontación bélica como en la década de los 80 del siglo pasado, en la que el ejército pretendía menguar a las guerrillas izquierdistas; es una guerra imparable entre pandillas o maras, que mantienen asediada a esta nación por casi dos décadas. Es el “desplazamiento forzoso” a causa de la violencia, como lo califica Jeannette Aguilar, experta en temas de violencia.
Antes primaba la pobreza como causa principal de la partida de la población salvadoreña hacia Estados Unidos. “La migración forzosa de niños, adolescentes y jóvenes hacia México y Estados Unidos, en busca de mejores oportunidades, es un fenómeno de larga data, pero en los últimos años, un elemento que ha contribuido a agudizar la migración forzosa de niños y de adolescentes en ruta hacia Estados Unidos ha sido el agravamiento de la violencia”, dice Aguilar
“No se tienen datos concretos, estadísticas duras, sin embargo, se sabe que estas olas de desplazamiento forzado de centroamericanos hacia el país del norte, están fuertemente asociadas a la amenaza, al asedio y en todo caso a los hechos de violencia brutal que están cometiendo los grupos de la delincuencia organizada, especialmente las pandillas en los países”, recalcó la experta, quien dirige una institución que tiene más de 20 años de analizar e investigar la violencia local, el Instituto Universitario de Opinión Pública, de la jesuita Universidad Centroamericana (UCA).
El Salvador, con 6,3 millones de habitantes, según datos oficiales, tiene un Producto Interno Bruto (PIB) aproximadamente 43.000 millones de dólares y un PIB per cápita de casi 3.800 dólares. La pobreza alcanza al 29% de la población. Es el cuarto país más peligroso y violento del mundo, con una tasa creciente de homicidios, mayor de 40 por cada 100.000 habitantes. El promedio actual de homicidios diarios es de 12, con tendencia al aumento.
Se sabe que estas olas de desplazamiento forzado están asociadas a la amenaza y al asedio de los grupos de la delincuencia 
Aguilar considera que los menores de edad y los jóvenes “son los principales blancos de muchos de estos grupos, particularmente pandillas, que a partir del mayor control territorial que tienen en muchas comunidades, han incrementado el asedio y la violencia hacia los jóvenes”. Este grupo social es el que muere en la guerra entre maras, es también el “acosado” para que se incorpore a las pandillas.
“Los padres intentan salvar a sus hijos y pese a que conocen el peligro de las travesías hacia la frontera de Estados Unidos, prefieren correrlo que dejar que las maras los asesinen o los recluten”, aseveró Anita Zelaya, directora del Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos de El Salvador.
La situación ha llegado hasta el punto de que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha reabierto una oficina local que fue cerrada después de finalizada la guerra civil en 1992. “Se sabe que la violencia, las amenazas, el acoso, constituye la segunda causa de solicitudes de asilo de salvadoreños. Este es un fenómeno nuevo, es atípico. Un dato llamativo y alarmante es que el número de solicitudes de asilo de centroamericanos por hechos de violencia ha superado a las solicitudes de asilo por situación bélica, en la época de conflictos armados”, apunta Aguilar.
El Gobierno salvadoreño está tratando con la Administración de Estados Unidos este problema. El objetivo salvadoreño es lograr un tratamiento integral que incluya seguridad, crecimiento económico y cooperación, informa Silvia Ayuso. “Vamos a tomar algunas medidas a corto plazo en tema migratorio. Por ejemplo vamos a lanzas una campaña de sensibilización para contarle a la gente todos los riesgos que significa migrar. También se van a endurecer las medidas contra los traficantes de personas y se va a mejorar los mecanismos de acogida de los retornados”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores, Hugo Martínez.
GUATEMALA
La pobreza extrema, la inseguridad ciudadana y el anhelo de la reunificación familiar son algunas de las causas que obligan a miles de niños guatemaltecos a emigrar ilegalmente hacia Estados Unidos. La pobreza, que castiga con mayor intensidad a los niños indígenas, se traduce en que, a lo largo de 2013, cada dos horas un niño menor de cinco años muriera por causas que pudieron prevenirse, como diarreas y neumonías.
Guatemala es el país centroamericano que menos invierte en la niñez y la adolescencia. Mientras Honduras, Costa Rica y Nicaragua destinan más del 6% del PIB a la infancia, el Estado guatemalteco solo invierte el 3,1%. Esto, en una nación donde el 48% de la población está compuesta por niños y adolescentes.
“El Estado es coautor del exterminio perpetrado desde los sistemas de exclusión y desigualdad (…) cada dos días muere un niño por desnutrición, mientras que una cantidad indeterminada con desnutrición crónica ve afectado negativamente su desarrollo físico y cognitivo de manera permanente”, se lee en el informe Situación de la Niñez Guatemalteca, de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG).
Los derechos económicos no están mejor. El informe de los obispos señala que de cada 10 menores que trabajan, seis sufren de maltrato laboral. El 82% de los varones y el 75% de las mujeres no tiene acceso a prestaciones laborales, como el Seguro Social, en este país de 15 millones de habitantes.
Es difícil superar este estado de cosas en un contexto económico que el analista Gustavo Berganza califica como un fracaso. “Lo único que hace nuestro modelo económico es mantener el nivel de pobreza. Desde 2001 la economía ha crecido a un promedio de 3,4%, mientras que el aumento demográfico ha sido del 2,4%. Así no hay la más remota posibilidad de disminuir la pobreza”, afirma Berganza.
Guatemala es el país centroamericano que menos invierte en la niñez y la adolescencia
“Es muy fácil, en un país pequeño como Guatemala, mantener los niveles de inflación controlados y la emisión monetaria dentro de rangos razonables. El problema es la ausencia de un modelo que permita sacar al país de su estancamiento”, añade el analista.
Guatemala no es un país atractivo para la inversión, cuando el trabajador promedio no está calificado, ofrece una mano de obra desnutrida y tiene un sistema educativo de muy mala calidad. Revertir esta realidad se hace cuesta arriba, cuando las tasas impositivas son las más bajas del continente y cualquier asomo de cambio es rechazado, con todo vigor, por los poderes económicos del país.
La falta de rumbo económico se juntó con un clima de inseguridad alarmante. La tasa de homicidios de hombres de edades comprendidas entre los 13 y los 29 años aumentó un 70% en un año (pasó de 29,9 por cada 100.000 habitantes al 42,2 en 2013). En el caso de las muejres el aumento fue similar (del 4,7 a 6,1).
El demoledor informe de los obispos desnuda una lacerante realidad de este país centroamericano. “En 2013”, puntualiza, “se registraron 133 casos de trata de personas. El secuestro, venta, tráfico ilegal y sustracción afecta a quienes, por situaciones puramente económicas, se les adjudica un precio, convirtiéndoles en sujetos vulnerables y objetos de propiedad privada (…) cuyo trabajo es retribuido en formas de servidumbre, esclavitud y venta ilícita de menores”.
El Gobierno se refugia en el argumento de que los niños emigran, y los hacen solos, en un afán de reunirse con sus padres. En cualquier caso, la vulnerabilidad de estas familias hace que las mafias de traficantes de personas logren jugosos negocios.

http://internacional.elpais.com/internacional/2014/07/07/actualidad/1404692571_991930.html

jueves, 3 de julio de 2014

Las masacres contra las maras son atribuidas a luchas entre pandillas

San Salvador (03-07-2014)
Por Juan José Dalton (EL PAÍS)
En varios lugares de El Salvador, sobre todo en ciudades de la zona central, como Zacatecoluca o Cojutepeque, aparecieron recientemente volantes con mensajes firmados, supuestamente, por La Sombra Negra, en los que se decía: “Mareros, la hora les va a llegar…”. Estos mismos avisos o similares en sus amenazas fueron escritos en paredes con pintura negra de spray, misma que se usa para grafitis. Luego, en menos de 48 horas, entre lunes y martes, se cometieron dos masacres contra miembros de las maras, como se les conoce a las bandas criminales en este país centroamericano. La reacción inmediata de la prensa y de analistas políticos fue la de plantearse la posible existencia de los llamados grupos de exterminio social contra los pandilleros.
“No podemos especular, tenemos que basarnos en información concreta de las investigaciones y de la inteligencia policial, pero lo que sí podemos confirmar es que ya tenemos evidencia de que algunas de estas acciones en las que mueren dos o más personas, supuestamente pandilleros, son cometidas por los mismos pandilleros vestidos con uniformes parecidos a los de la policía”, explicó el comisionado Howard Augusto Cotto, subdirector general de la Policía Nacional Civil (PNC).
“No descartamos ninguna línea de investigación… Pero lo que hemos encontrado no nos dice que estén actuando estos grupos de exterminio”, recalcó Cotto, algo que también ha dicho el ministro de Seguridad y Justicia, Benito Lara. Aunque lo cierto es que hace más de una década en el oriente de El Salvador, en la ciudad de San Miguel, actuó un grupo de exterminio contra pandillas que se llamó La Sombra Negra y que estaba integrado por agentes policiales al servicio de empresarios que eran extorsionados por los delincuentes.
En la masacre ocurrida el lunes en la madrugada, en el municipio de Santa María Ostuma, en el departamento de La Paz, fueron ametrallados cuatro pandilleros, tres hombres y una mujer, entre ellos Gerardo Giménez, alias El Suicida, a quien la policía identificó como uno de los jefes o palabrero de la pandilla Barrio 18, en la zona central de El Salvador. Testimonios brindados a la policía indicaron que un grupo fuertemente armado y vestido con ropas oscuras, semejantes a las que usa la policía, llegaron al lugar, entraron en la casa donde estaban los presuntos pandilleros y los acribillaron a balazos.
La última masacre ocurrió el martes en el municipio de Jucuarán, departamento oriental de Usulután, donde aparecieron tres jóvenes presuntamente pandilleros de la Mara Salvatrucha asesinados a tiros. Las víctimas fueron sacadas al patio de la vivienda para ser ejecutadas con armas de fuego. Esta fue la masacre número 26 que registra la policía y la fiscalía.
El subdirector de la PNC aclaró que sería apresurado aceptar o descartar la existencia de grupos de exterminio, como los hubo en el pasado, pero “sí hemos encontrado uno o dos casos en el que hubo agentes involucrados en homicidios de una pandilla contra otra. En ese momento fueron detectados, capturados, procesados penalmente y encarcelados”.
El comisionado Cotto aseguró en investigaciones realizadas de homicidios múltiples, han hallado vestimenta oscura a algunos capturados. “Como digo, se trata de uniformes hechizos, que es como se dice en El Salvador a cosas falsas. En pocos casos hemos encontrado uniformes verdaderos de la policía que habían sido reportados como robados”. Según las investigaciones policiales los hallazgos de uniformes falsos ocurrieron tras capturas de pandilleros en mayo pasado, luego de masacres que tuvieron lugar en Tacuba y en Cojutepeque.

La guerra interminable de las maras
Por otra parte, el director general de la PNC, Mauricio Ramírez Landaverde, afirmó que durante el primer semestre de 2014 los grupos criminales (en especial las maras) cometieron 120 ataques directos a la policía, en los que murieron seis agentes. El saldo para las pandillas fue de 40 fallecidos, 60 heridos y más de 100 capturados.
También se han dado casos como asesinatos de policías en períodos de vacaciones o licencias, como sucedió con el agente investigador Ever Castro Salamanca, de 39 años de edad y con 18 años de servicios en la PNC. Fue asesinado cuando se dirigía a su trabajo, emboscado por un grupo armado que portaba fusiles M-16, de uso exclusivo del ejército.
Por su parte, el Instituto de Medicina Legal (IML) de El Salvador informó que entre el 1 de enero y el 30 de junio último se cometieron 1.847 homicidios, 785 más que en el mismo período de 2013. El director del instituto, Miguel Fortín, detalló que solo en junio hubo 367 homicidios, para un promedio de delitos de 12,6 por día. Esta misma instancia registró en junio de 2013 un promedio diario de 7,4 asesinatos. La mayoría de los crímenes son cometidos por pandilleros y con armas de fuego.

http://internacional.elpais.com/internacional/2014/07/03/actualidad/1404400484_343734.html