lunes, 26 de enero de 2009

La izquierda avanza en El Salvador

Por Juan José Dalton (EL PAÍS)
SAN SALVADOR - El Tribunal Supremo Electoral (TSE) salvadoreño hizo ayer públicos los resultados oficiales de las elecciones para alcaldes y diputados en El Salvador, celebradas el domingo 18 de enero, que dieron como ganador en las votaciones al izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), pese a que en las municipales perdió la emblemática alcaldía capitalina, que quedó en manos del diputado Norman Quijano, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena).

Estas elecciones constituyen una plataforma para las presidenciales del 15 de marzo próximo, para las que el izquierdista FMLN es el favorito según todas las encuestas conocidas hasta el momento. Sin embargo, analistas locales estiman que, dados los resultados de estas elecciones municipales y de alcaldes, las presidenciales se tornarán muy reñidas y la contienda más polarizada.

Antonio Hernández, magistrado del TSE, confirmó ayer a EL PAÍS que el FMLN ganó 35 diputados; Arena, 32; Partido de Conciliación Nacional (PCN), 11; Partido Demócrata Cristiano (PDC), 5 y Cambio Democrático (CD), 1. El Parlamento salvadoreño está compuesto por 84 diputados. Además, el FMLN ganó 9 diputados para el Parlamento Centroamericano (Parlacen); Arena 8; PCN, 2 y PDC, 1.

Según Hernández, el FMLN obtuvo el 42,5% de los sufragios al obtener 943.288 votos válidos y Arena, el 38,4%, con 852.458 votos válidos a su favor.

Roberto Lorenzana, estratega electoral del FMLN, consideró que su partido obtuvo una "victoria nacional estratégica, por tener más de 90.000 votos más que Arena", aunque reconoció como "derrota parcial" la pérdida de la emblemática alcaldía de San Salvador, donde fue derrotada la ex guerrillera Violeta Menjívar. En las municipales, Arena ganó en 120 alcaldías; el Fmln sólo obtuvo 75 y en coaliciones, 21, es decir, totalizó 96 gobiernos municipales. Otros partidos obtuvieron 45 alcaldías.

El presidente salvadoreño, Elías Antonio Saca, prevé que la lucha por ganar las elecciones presidenciales el próximo 15 de marzo será "encarnizada" entre izquierda y derecha. Los contendientes serán el periodista Mauricio Funes, del FMLN, y el ex director de la policía Rodrigo Ávila, de Arena. Funes es el favorito en las últimas encuestas.

viernes, 16 de enero de 2009

Alto a la guerra 17 años después en El Salvador

Por Juan José Dalton (EL PAÍS)
SAN SALVADOR - El Salvador puso fin hace 17 años a una cruenta guerra civil que duró 12 años y dejó un trágico saldo de casi 80.000 muertos. La paz, que fue posible por la intermediación de Naciones Unidas (ONU), posibilitó un todavía irregular proceso democrático, el cual a estas alturas podría dar un vuelco histórico si en las elecciones presidenciales del próximo 15 de marzo triunfa el candidato favorito en las encuestas, Mauricio Funes, aspirante por la ex guerrilla izquierdista del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El punto de partida de estas cruciales elecciones comienza este mismo domingo, cuando más de cuatro millones de salvadoreños están convocados para elegir alcaldes y diputados.

El Acuerdo de Paz de Chapultepec, firmado en México el 16 de enero de 1992 entre el Gobierno y la guerrilla, tenía como objetivo fundamental reconciliar a la sociedad, instaurar un sistema de respeto sin límites a los derechos humanos y desmontar el conflicto bélico. Sin embargo, quedaron secuelas de la guerra y debilidades institucionales aún sin superar que en la actualidad hacen de El Salvador la nación más violenta de Latinoamérica por sus tasas de homicidios -más de 55 por cada 100.000 habitantes-, producto del armamentismo, las maras y la impunidad judicial.

"Este 16 de enero se da en un contexto electoral polarizado, tenso, de esperanzas y de cambio", asegura el ex comandante guerrillero Roberto Cañas, uno de los negociadores y firmantes de la paz, quien exhorta a los salvadoreños a no convertir los acuerdos de paz en "recuerdos de la paz", sino a rescatar la memoria y el sentido de la lucha que se protagonizó en la década de 1980.
Cañas también llama a reivindicar a todos los lisiados de la guerra de ambos bandos en contienda y de los civiles, más de 40.000, y cuyo estado actual es calamitoso debido al abandono y al poco reconocimiento social que tienen como veteranos de guerra.
Deudas pendientes

Después de 17 años, El Salvador construye con altibajos su democracia. El español Luis Yáñez-Barnuevo, encargado de la observación electoral de la Unión Europea (UE), ha criticado a los salvadoreños por centrar su debate político en conceptos ya desaparecidos en el mundo. "A veces, en determinados momentos, veo un debate que parece de hace 50 años: el debate comunismo-anticomunismo, como paradigma del siglo XX, que procede de la guerra fría, es algo que ha desaparecido en el resto de los países", dijo el funcionario internacional en una entrevista al medio digital El Faro.

Los cambios que se den en El Salvador gracias al proceso electoral determinarán o incidirán también en el rumbo político general de la pacificación. Pero este proceso tiene deudas pendientes, especialmente las referidas a los crímenes de guerra cometidos durante el conflicto y el impulso de un modelo socioeconómico que supere la histórica pobreza que afecta a más de la mitad de los salvadoreños. Precisamente una de las causas del inicio de la guerra civil en 1980, según el politólogo local Óscar Fernández.

lunes, 12 de enero de 2009

Guerra sucia en la campaña salvadoreña

Por Juan Jósé Dalton (El País)


SAN SALVADOR - La actual campaña electoral en El Salvador atraviesa por momentos de tensión. El asesinato de dos activistas del ex guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) puede marcar el inicio del retorno a la guerra sucia que impusieron los escuadrones de la muerte y los comandos urbanos rebeldes antes y durante la guerra civil, entre 1980 y 1992.



Según fuentes policiales, en la noche del viernes pasado, en el caserío Las Manitas, en el oriental departamento (provincia) de Morazán, varios hombres fuertemente armados y vestidos con ropas negras -similares a la de las fuerzas especiales de la policía- "llegaron a la casa de los Rodríguez en un vehículo de doble cabina y dispararon indiscriminadamente con armas cortas y de grueso calibre, ocasionándoles la muerte a ambos", es decir, a Maximino Rodríguez, de 26 años de edad, y a su padre, Delfo de Jesús Rodríguez, de 63 años. Este último es veterano de guerra de la antigua guerrilla.



Tras los asesinatos, el FMLN ha llamado enérgicamente al Gobierno, la Fiscalía General y la policía a investigar el caso y dar con los responsables materiales e intelectuales de este doble homicidio, cometido al estilo de los escuadrones de la muerte. Exige también al presidente, Elías Antonio Saca, que actúe "con responsabilidad" y que no continúe "exacerbando la violencia con campañas de desprestigio contra nuestro partido".



El FMLN se perfila como el favorito de los votantes para las elecciones a alcaldes y diputados que se celebrarán el próximo 18 de enero, al igual que para las presidenciales del 15 de marzo.
En estas contiendas electorales, el gran perdedor puede ser la gobernante Alianza Republicana Nacionalista (Arena), en el poder desde 1989, tras ganar cuatro presidenciales consecutivas, tres de ellas al izquierdista FMLN, transformado en partido legal desde 1992.



Las campañas para las elecciones a alcaldes y diputados y presidenciales están siendo extremadamente agresivas. El procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, Óscar Luna, promotor de un acuerdo contra la violencia electoral, dijo a EL PAÍS que su oficina tiene constancia de entre 15 y 18 actos violentos, en los que han resultado.

“Me pela el nabo...”

Por Juan José Dalton (ContraPunto)

SAN SALVADOR – Un día, cuando ya el Sector II de Mariona estaba bastante lleno, se organizó el Comité de Presos Políticos de El Salvador (Coppes) –sección Mariona-. Si mal no recuerdo el representante de todos nosotros fue Dagoberto Sosa, un experto y paciente organizador. Era quizás el mes de noviembre de 1981.

A Dagoberto lo acompañaba una directiva como siempre: un responsable de Actas, Conflictos, Comunicaciones, etc, como si fuéramos sindicato o más bien, una reproducción de las organizaciones sindicales o gremiales.

Las condiciones del penal por el hacinamiento comenzaban a hacerse deplorables, pero en ese momento no eran infrahumanas. Sin embargo, todos los presos nos reunimos en asamblea para elaborar un pliego de peticiones para mejorar nuestras condiciones y que luego pudiéramos presentar al Director del Penal, a fin de que nos diera una respuesta.

Teníamos, recuerdo, un problema de voltaje en el sector. Si se encendían varias cocinas eléctricas, se iban los fusibles y quedábamos sin electricidad. Así que ese era uno de los problemas a resolver. El otro tenía que ver con que nos dejaran entrar radios transistores y nos permitieran comprar los diarios de circulación nacional.

Recuerdo que solicitamos también un televisor, al menos, para ver no se qué evento deportivo que se celebraba a nivel internacional.

Todos estuvimos de acuerdo en las peticiones. Habían muchas más, pero no recuerdo en estos momentos.
Se acordó la comisión que debía ir a hablar con el Director del Penal y cabalmente los de la directiva fueron a hablar con el funcionario.

El “maistro” los estaba esperando en su oficina, sentado en su cómoda silla detrás del escritorio. “¿Qué desean señores?”, dijo en tono autoritario.

Dagoberto, muy calmado le dijo: “Señor Director, venimos de parte del Comité de Presos Políticos de El Salvador (Coppes)...”

El funcionario interrumpió inmediatamente: “¡A mí el Coppes me pela el nabo...!”

Dagoberto, bien calmado continua: “... y venimos a entregarle un pliego de peticiones...”

El funcionario volvió a interrumpir: “¡A mí las peticiones me pelan el nabo...!”.

“¡Miren, ustedes están presos! ¡Aquí no hay sindicatos! ¡Y nada tenemos que hablar!”. Así finalizó el primer encuentro entre el Coppes y el entonces Director del penal de Mariona.

Dagoberto, un tanto parsimonioso, se fue repitiendo: “¡Ah, le pela en nabo!, ¿no?”

La asamblea del Coppes, esperaba ansiosa el resultado de las gestiones. Y Dagoberto contó lo que había sucedido. La mayoría se fue decepcionado, cada uno a su celda.

Al día siguiente, como a media tarde, el mismito director del Penal de Mariona llegó desaforado a tocar la puerta del Sector II de los presos políticos.

“¡Señores del Coppes! ¡¡No me hagan esto!!” y alzaba un diario en el que aparecía un comunicado del Coppes y de un comité de presos políticos en el que se denunciaba la actitud arbitraria del director del penal de Mariona. La denuncia había llegado al exterior por medio de embutidos que se hacían gracias a las colaboraciones de los presos comunes.

“¡Entréguenme sus peticiones y voy a ver en qué les puedo ayudar, pero con esa denuncia los muchachos me pueden matar!”.

Esa misma tarde aquel funcionario nos mandó a decir que las peticiones del Coppes no atentaban contra la ley y que quedaban aprobadas.

jueves, 1 de enero de 2009

La esperanza de Mariona

Por Juan José Dalton (ContraPunto)

SAN SALVADOR – A Mariona había llegado el día de mi cumpleaños: el 27 de octubre. Inauguramos en aquel 1981 el Sector II, que desde entonces se asignó para los presos políticos. Anteriormente a los “políticos” se les enviaba al Penal de Santa Tecla.


Gracias a las presiones internacionales los presos políticos comenzaron a “aparecer” y la Junta Militar-Democristiana tenía cómo “exhibir” su respeto a los derechos humanos.


Fuimos de los primeritos en llegar a la Penitenciaría Central “La Esperanza”. Antes de nosotros: el dominicano Manuel Enrique Terrero Sánchez, el médico Wilfredo Centeno Engels y yo, había muy poco “políticos”. Si mal no recuerdo, estaban unos relacionados con compra de armas; una red de la Resistencia Nacional (RN) a la que le decían “Pelotón Atonal”... Luego el bote se fue llenando más y más.

Nadie conocía mi verdadera identidad, con la excepción de Terrero Sánchez. La Policía de Hacienda ni el ejército ni sus gringos asesores supieron mi verdadera identidad, pese a las torturas sufridas. Fui a parar a Mariona como cualquier detenido.

Al poco tiempo llegó Dagoberto Sosa, dirigente del PC, que sí me conocía desde hacía mucho rato. Ahí me encontré con otro dirigente del PC, “Yuri”, con quien había estado en el malogrado Batallón “Che” Guevara, ubicado en las montañas de Nicaragua antes de la Ofensiva de Enero de 1981, y que debido a su fracaso temprano no pudimos “actuar”.

Dagoberto Sosa, un día y con gran sigilo, me llamó a su celda. Él y “Yuri” tenían una radio y escuchaban las noticias de Radio Habana, la Venceremos y la Farabundo Martí. En una de estas transmisiones escucharon que daban la noticia del inicio de una campaña internacional para reclamar a la Junta militar que respetara la vida de los dos hijos de Roque Dalton que se suponía habían sido apresados en Chalatenango.

Claro, como yo había logrado pasar inadvertido, nadie sabía que yo estuviera vivo ni preso en Mariona. Pero, entonces fue que pude darme cuenta que mi hermano Roque estaba desaparecido desde la invasión de octubre. Fue duro y triste saber; en mis adentros tenía esperanzas que se hubiera quedado perdido y desconectado; creía que había sobrevivido.

Después de terminada la guerra, al reconstruir los hechos hemos logrado establecer que Roque murió al caer en una emboscada junto a otros dos guerrilleros.


Para muchas personas la cárcel ha sido “una escuela”, para mí no tiene calificación posible. Gran parte del tiempo me lo pasé dormido; de vez en vez jugaba ajedrez con un grupo que sólo a ello se dedicaba. Y por suerte estuve poco tiempo en Mariona, por suerte, donde yo creía que no había ninguna esperanza, pese a que ese era el nombre del presidio.


Pero una noche de diciembre una esperanza verde, muy verde, llegó a posarse en el techo de la celda que daba a mi cama. Yo dormía en la litera de arriba. Uno de mis compañeros agarró un zapato y quiso lanzárselo a aquel inofensivo insecto. Yo le dije que no lo hiciera porque nos iba a dar “mala suerte”. El compañero, quizá más supersticioso que yo, desistió.

Al amanecer la esperanza amaneció muerta en mi cama. A media mañana uno de los carceleros llegó a tocar la puerta del Sector II. Gritaba mi nombre: ¡José García! ¡José García! ¡A la dirección!

Era jueves 23 de diciembre. El director del penal me entregó un sobre y me dice: “Es su carta de libertad. Puede irse inmediatamente”.


Me quedé mudo. De pronto no sabía cómo ni qué responder. Pensé rápido: “¿Para dónde me voy? Dinero tenía”, pero le dije: “Señor, mañana es 24 de diciembre y vienen familiares míos. ¿Me da permiso para quedarme este día e irme mañana con ellos?”. El director de Mariona me dijo: “Como Ud. guste”.


Al siguiente día, Navidad, llegaron mis dos abuelas a la cárcel y les dí la sorpresa. Casi se me desmayan: una católica y la otra bautista, dijeron la mismo tiempo: “Bendito seas Señor”. Me llevaban varias comidas para que celebráramos esperando la Noche Buena; ahí quedaron para mis compañeros de presidio.


Era la hora de irse y comencé a abrazar a mis amigos. “¡Chepito, libre!”, gritó alguien y todos, presos y familiares, comenzaron a aplaudir y yo a llorar...