martes, 24 de julio de 2007

Cristina López es el Oro del Pueblo


Como aquellos grandes atletas que se iniciaron jugando fútbol con una pelota de trapo o aquel beisbolista que en las calles bateaba con un palo de escoba, Cristina López comenzó su carrera descalza en los campos que sembraba de maíz el campesino pobre que fue su padre. Pero Cristina es hoy el emblema del pueblo, de un pueblo huérfano de héroes vivos.

Cristina, de 24 años de edad, es no sólo una de las atletas más destacadas de la región centroamericana, sino que la primer medallista de oro en toda la historia de la participación de El Salvador en los Juegos Panamericanos. Según expertos internacionales -por su juventud- tiene el potencial para convertirse en una "estrella mundial".

Ojos vivos y risueña, morena y delgada, de pequeña estatura, Cristina no parece lo que realmente es: una gran deportista, como muy pocas en El Salvador. Hoy todos destacan su victoria deportiva, pero ella nació en piso de tierra, ha sido inmigrante ilegal, deportada, trabajadora de maquila...

"Cristina es una mujer admirable, sacrificada... Para que se tenga una idea, en 2005 ella tuvo una participación imbatible. Por ejemplo: ganó el Circuito Mundial de la Marcha, donde acudieron las mejores marchistas del mundo, en la Coruña, España; ganó los Juegos Centroamericanos y del Caribe; el Torneo de Takajatha, Japón y la Copa Panamericana de Lima, Perú", explicó su entrenador.

El entrenador de Cristina López es Rigoberto Medina, de nacionalidad cubana, con tres años de residencia en San Salvador. Medina fue uno de los principales entrenadores de la Selección cubana de atletismo.

"Cristina en 2006 tuvo una lesión, pero además a su bebé de sólo tres años de edad se le detectó un cáncer... Pese a ello, esta mujer ganó los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Cartagena de Indias y se colocó como octava en el ranking mundial de marcha", agregó Medina.

De sencillez asombrosa para su nivel de éxito, Cristina no oculta su origen pobre. "Nací en Ozatlán, un pueblo de la oriental provincia de Usulután. Fuimos cinco hermanos (dos mujeres y tres varones), y yo son la penúltima", cuenta con una sonrisa nostálgica.

"Éramos pobrecitos. Mi padre trabajaba con jornalero en la siembra de maíz. Con eso nos alimentaba, hasta que murió cuando yo tenía 8 años de edad", dijo tratando de esconder su rostro.

Cristina llegó a San Salvador -la capital-, junto a su madre y hermanos. Una tía apoyó a la viuda y los huérfanos de padre. A la edad de 10 años comenzó a estudiar en el primer grado. "No me daba pena porque en ese entonces otros niños, hasta más grandes que yo estaban en primer grado".

Hoy la atleta y madre ha ingresado a la universidad y pretende estudiar Administración de Empresas, aunque no niega que también le gustaría estudiar Licenciatura en Deportes.

"Antes he hecho todo lo que hace nuestra gente pobre: me fui como inmigrante a trabajar a Estados Unidos, donde estuve más de un año; luego, al regresar aquí y embarazada, trabajé en una maquila para sostener a mi familia", asegura con orgullo.

El entrenador Medina es expresivo como suelen ser los cubanos: "Es increíble, chico!; después de trabajar 10 horas seguidas en la maquila, Cristina venía a correr para mantener su forma".

"Al comienzo tuvimos poco apoyo. No es como en Cuba donde yo trabajaba con un equipo multidisciplinario: entrenadores, médicos y sicólogos... ¡Qué va! Aquí poco a poco han ido apoyando más. Pero digo una cosa. Si El Salvador tuviera 3 ó 4 atletas como Cristina, este país tuviera prestigio y renombre mundial como otros países que se destacan en algún deporte", apuntó finalmente Medina.

"¿Qué cuál es mi aspiración? Quiero por el momento que mi hija se cure. Le están dando quimioterapia. Pero quiero ser mejor atleta. El deporte me lo ha dado todo en el mundo y no quiero defraudar a mi país", respondió Cristina y se disculpó porque debía incorporarse a la pista.

Cristina López, según su preparador y sus compañeros de entrenamiento, no sólo es una gran atleta, madre y estudiante. Varias veces se ha negado a aceptar contratos, que implican varios miles de dólares, para cambiarle la residencia y la nacionalidad para que pueda competir por otro país. De ellos también dijo estar orgullosa.

Así es la gente humilde de este pueblo, no trafican con la dignidad nacional.


Autor: Juan José Dalton

Fecha: 24 de julio de 2007

domingo, 8 de julio de 2007

Incertidumbres


A los críticos como yo, en El Salvador se les ve mal: como aves de mal agüero. Como si criticar algo desde la posición de un observador implica que quisiera que las cosas salieran mal.

Nada de eso. Yo quisiera creer que estamos bien y que vamos a estar mejor. Quisiera creerle al Ministro de Turismo cuando proclama por los cuatro vientos que: ¡El Salvador, Impresionante! Pero sí impresiona la tasa de más de 56 homicidios por cada 100 mil habitantes, una de las más altas del mundo.

Quisiera creerle al Presidente de la República cuando dice que él es un paladín de la Libertad y la Democracia; y a los ricos de mi país quisiera creerles cuando dicen que son los que generan progreso y bienestar.

Quisiera un día despertar y darme cuenta que toda la incertidumbre y el miedo que ahora nos dicta los pasos que debemos seguir han sido una verdadera pesadilla... Pero creo que eso no va a suceder.

La semana que transcurrió se han dado acontecimientos que no nos permiten pensar que vamos bien. Se capturó a Mario Belloso, presunto autor de los asesinatos de dos policías el año pasado en una manifestación estudiantil, pero el gobierno en lugar de buscar un eficaz proceso judicial para lograr que ese crimen no quede impune, tomó el acontecimiento para hacer una barata campaña electoral contra el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Por su parte, el FMLN no asume una posición autocrítica como la que debe optar frente al caso de Belloso.

Luego, en la ciudad turística y colonial de Suchitoto, uno de nuestros más respetados polos de atracción internacional, se produjo un acontecimiento violento que terminó con 14 capturados y decenas de heridos y lesionados, cuando manifestantes antigobierno se enfrentaron a la policía antimotines.

De esto hay detalles en "ContraPunto": http://www.contrapunto.com.ec/ . Pero quisiera creer en que aquellos sucesos no desencadenarán más convulsión ni más incertidumbre.

Los salvadoreños tenemos que aprender a entendernos entre nosotros; a tolerarnos. La paz es el logro de entendimientos. Pero todos actuamos para tratar de imponer nuestros criterios.

Los detenidos en Suchitoto serán procesados como "terroristas", pero eran activistas sociales que a lo sumo lo que tiraron fueron piedras.

En Inglaterra, incluso, en Estados Unidos, el "terrorista" es aquel que quiere hacer un acto bárbaro como dinamitar los trenes de los Metros; secuestrar un avión y tirarlo contra la Casa Blanca o explosionar una iglesia con curas y fieles dentro.

¿Cómo comparar a Lorena Martínez, presidenta de la organización de campesinos cristianos CRIPDES y procesada como "terrorista", con los secuaces de Osama Bin Laden? Estamos retornando a la locura...


Por Juan José Dalton Fecha: 8 de julio de 2009