martes, 19 de diciembre de 2006

Remesas y más remesas


Los migrantes salvadoreños tienen categorías de categoría. Los que huyen del país hacia Estados Unidos por tener todas las puertas cerradas para encontrar su bienestar y esperanzas, son calificados de “HÉROES”. Los que regresan deportados desde Estados Unidos, por los motivos que sean, son “ESCORIA”, a los que hay que meter tras puertas cerradas para continuarles negando la esperanza.

No hay cinismo más crudo que el de los gobernantes y grandes empresarios en el momento de anunciar el crecimiento mensual y anual de las remesas familiares. Nunca se les ve tanto brillo de felicidad en los ojos; nunca el signo del dólar es más admirado que cuando anuncian los puntos porcentuales de crecimiento de las remeses que envían los pobres salvadoreños desde Estados Unidos.

No les importa qué esfuerzo hicieron para llegar al “norte” a los que con desprecio llaman “hermanos lejanos”; no les importa el peligro que pasaron; la discriminación que enfrentaron ya en tierras extrañas; no les importa que el “héroe” o la “heroína” se haya marchado con “el corazón partío” y que haya dejado atrás a hijos, padres y a la tierra que guarda a sus muertos...

Remesas y más remesas es lo único que les interesa. No importa que Juan sea “esclavo” o María sea “puta”... ¡Nada! Es más, mientras el vendedor de drogas o el marero, no sea capturado, es un “HEROE”... Si se deja capturar es por ¡pendejo!

“Las remesas contribuyen, por supuesto, y ¿por qué nos vamos a enojar con las remesas? ¡Qué bueno que vengan las remesas, bendito sea Dios! Imagínese si ese dinero -a diferencia de los pesimistas que han dicho que se van a acabar las remesas- las remesas siguen creciendo. ¿Sabe por qué? Porque nuestra gente es trabajadora; las remesas llegan para educación, para salud, para vivienda, para el consumo normal. Yo les doy bendita gracias a Dios que vengan las remesas, por supuesto. ¿Y por qué nos vamos a enojar con eso?”

El texto anterior es la opinión del presidente Antonio Saca, a quien se le olvidó mencionar que las remesas crecen en la media que más expulsados haya, una política miserable de la última década. Por otra parte, tampoco dijo que las remesas han llenado los vacíos dejados por el Estado en educación, salud y vivienda.

Los nuevos y divinos inventos –Operación Súper Despojo- para vaciar aún más los bolsillos a los migrantes pobres son el turismo, la compra de viviendas y de seguro social desde Estados Unidos. Eso quiere decir, por ejemplo: “Turismo somos todos y es tarea de todos”.

El poder tradicional en El Salvador tiene la mentalidad del conquista: arrasar y recoger el oro, en cantidad, a como de lugar; sólo que en tiempos modernos lo hacen con el dinero gringo. Es un complejo psíquico que supone la premisa: “los pobres no deben tener dinero en sus manos; sólo den encargarse de producirlo: ¡el dinero es nuestro!”.

Debido a esa mentalidad retrógrada, de capataz, el gobierno actual y los tres anteriores, se han negado a instaurar el voto en el exterior, convirtiendo a una tercera parte de la población en ciudadanos de segunda. El gobierno y el partido en el poder tienen la desfachatez de decir que “el proceso para el voto en el exterior sería muy costoso”. Pero las remesas equivalen a un 17 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y los ingresos reales de los migrantes podría ser superior al PIB.

Hemos escuchado algunas iniciativas acerca de que sectores en el exterior someterán al Estado salvadoreño a un proceso internacional por violar la Constitución al impedir el voto en el exterior a más de 2 millones y medio de ciudadanos. La iniciativa se queda corta: le expulsión de la población para convertirla en generadora de remesas debería constituirse en un “crimen de lesa humanidad”, con todas sus consecuencias. Testigos del sufrimiento hay de sobra.

Autor: Juan José Dalton
Fecha: 18 de diciembre de 2006

lunes, 11 de diciembre de 2006

De Pinochet a El Mozote


La muerte de Augusto Pinochet, que era como una cosa “anunciada”, parece haber creado un “semidespetronke” en el mundo. Al menos en América Latina. La derecha llora, la izquierda celebra, algunos incluso con champaña, como ha ocurrido en Santiago de Chile en algunas de sus plazas centrales.

Los grupos de derechos humanos lamentan que Pinochet, autor de un genocidio que sólo tuvo el precedente del nazismo durante la ocupación de Europa, no haya sido condenado por la justicia ni haya pedido perdón ni haya reparado a los familiares de las víctimas.

La derecha llora por su “semi-Dios” en Chile; hasta llega a decir que hay que agradecerle haber encaminado al país a la modernidad. Triste historia inventada: la prosperidad pese a la dictadura. La derecha acusa a la izquierda de revanchista y vengativa por el hecho de buscar justicia, pero la justicia es parte esencial de la democracia.

Hace unos años, en 2000, cuando fui columnista de un periódico conservador salvadoreño critiqué un editorial de ese mismo medio, en el que se afirmaba que los juicios civiles que se abrían contra dos generales salvadoreños en Florida, por graves violaciones a los derechos humanos, “hacían más daño que bien” a Estados Unidos y a El Salvador. El concepto esgrimido: “no se deben reabrir heridas”. ¡¿Pero cuándo esas heridas se han cerrado en El Salvador?! Mi alegato y por el cual fui cesado como columnista era: ¿Si acudir a la justicia hace más daño que bien, qué le queda a las víctimas?... Soportar la impunidad o la venganza desenfrenada.

Coincidiendo con la muerte de Pinochet, en El Salvador se conmemoran los 25 años de la atroz matanza en el caserío campesino de El Mozote, donde los soldados del Batallón Atlacatl exterminaron a unas mil personas, más de la mitad de ellos menores de edad. No fueron inventos de la guerrilla ni murieron en fuego cruzado. Los diarios norteamericanos The Washington Post y The New York Times recorrieron el lugar y avisaron al mundo de semejante espanto ocurrido en diciembre de 1981.

Sólo un ejemplo: Más de 200 niños que promediaban 6 años de edad fueron encerrados en un local detrás de la parroquia del pueblo. Los niños daban alaridos al haber sido desprendidos de sus madres, pero los soldados los callaron a balazos. Después de muertos los niños y los pobladores incendiaron todo lo que quedaba en pie, incluso la iglesia. El teniente coronel Domingo Monterrosa (fallecido en la guerra), fue el ejecutor de esa operación de “tierra arrasada”. Pero Monterrosa es actualmente considerado “héroe nacional” para el gobierno y para los mandos del ejército, mientras que a los parientes de los masacrados se les obliga a soportar la impunidad. ¡¿Quién abre las heridas?!

De Pinochet a El Mozote no hay muchas diferencias, como tampoco las hay con el desaparecimiento de la hija del poeta Juanito Gelman, en Uruguay; ni con la masacre contra los jesuitas en El Salvador; ni por supuesto, con el asesinato de nuestro poeta Roque Dalton, traicionado por quienes se hicieron pasar como sus “hermanos de lucha”, entre ellos el ex jefe guerrillero Joaquín Villalobos, conocido como “el villano de Oxford”, por haber trasladado su residencia a esa ciudad inglesa.
Autor: Juan José Dalton
Fecha: 11 de diciembre de 2006

lunes, 4 de diciembre de 2006

Arde el traspatio


Guste o no, después de los triunfos de Lula en Brasil, de Daniel Ortega en Nicaragua y de Rafael Correa en Ecuador, lo que Hugo Chávez protagonizó en Venezuela el domingo 3 de diciembre fue “un remachón” para la ya no tan pequeña cadena de victorias de las izquierdas latinoamericanas, en los últimos dos años.

Y el “remachón” de Chávez es interesante y fundamental para el análisis del futuro del continente. Su triunfo fue arrollador sobre la oposición en unas elecciones ampliamente concurridas y además, celosamente vigiladas por la comunidad internacional. Vendrán “análisis de análisis”, pero en Venezuela lo que se avecina es una profundización del proceso revolucionario emprendido por “el Zambo” –mezcla de indio con negro-, como lo nombran en forma denigrante ciertos sectores racistas.

Nunca antes en la historia en Latinoamérica habían coincidido en el poder tantos gobiernos de izquierda, unos más radicales que otros, pero de izquierda. Pasando revista: Cuba, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Panamá y Nicaragua... Se suman también islas del Caribe, además de que en los últimos años el panorama en Centroamérica se ha visto transformado con los triunfos en Guatemala, Honduras y Costa Rica, de gobiernos de centro-derecha. El consenso neoliberal fue roto y El Salvador es ahora más isla que Cuba.

Los cambios también han tenido la característica de haberse dado de manera pacífica, en elecciones legales y legítimas; los capitales no han huido ni las fuerzas armadas se han manifestado en oposición. Washington ha tenido que aceptar los cambios, y no sólo ello, ha tenido que reconocer triunfos de “indeseables” –para sus intereses-, como es el caso de Ortega y del mismo Chávez.

Lejos de sus fronteras Estados Unidos ha tenido que enviar sus tropas. En la actualidad ante el peligro de que en el Líbano y en los territorios Palestinos se desaten guerras civiles, iguales o peores a la que ocurre en Irak. En la historia posmoderna la guerra de Irak será el primer gran error cometido por Washington, a consecuencia del cual su prestigio, hegemonía y poder está mellado.

Mientras, Latinoamérica sigue por un curso de mayor independencia: las provincias rebeldes. “El llano en llamas” o “Arde el traspatio” serían títulos apropiados para narrar los procesos actuales. La sublevación de los zambos, de los descalzos, las obreras maquileras, los habitantes de tugurios... “El turno del ofendido”, como diría el poeta traicionado y asesinado Roque Dalton (1935-1975).

Pero no todo en la izquierda es “color de rosa”. Latinoamérica es una región próspera, rica en recursos naturales y dueña de hombres y mujeres con inteligencia prodigiosa. No obstante, es también la zona más desigual del planeta y en términos continentales, Latinoamérica es igualmente la zona más violenta del mundo.

Esos son los retos a vencer por las izquierdas para ser exitosas y justas. El otro gran reto de la izquierda es convertirse en la facción político-social que haga florecer la cultura y el arte, como prioridades. Dejar la retórica superficial y de consignas, por el emprendimiento de debates más profundos e imaginativos que conlleven al descubrimiento de posibilidades y alternativas para impulsar un desarrollo armónico entre el humano y la naturaleza, entre el Estado y la empresa privada.

En El Salvador las izquierdas están en un dilema: dar el salto, pero no al vacío. En 2009 habrá elecciones generales. Ya se está contra el tiempo-político para una posible gran alianza nacional frente a la derecha fracasada que ha transformado a este pequeño país en un territorio de muertes, lamentos y desesperanza. Recuperar el brío –la sagacidad de movimiento durante la guerra-, la audacia, la autenticidad y la inteligencia creativa para dar el cambio, es la meta. Negarse a ello sería antihistórico, condenable y cómplice de la desesperanza.

Autor: Juan José Dalton
Fecha: 4 de diciembre de 2006

lunes, 27 de noviembre de 2006

Segunda Era


Ni los bancos cerraron ni los aviones se atascaron en el aeropuerto internacional de Nicaragua sacando a gente desesperada ni los sandinistas triunfadores fusilaron masivamente en venganza a sus adversarios ni Daniel Ortega echó al embajador gringo ni Washington ordenó sacar las tropas de Irak para enviarlas a Nicaragua ni las remesas familiares han dejado de llegar ni Osama Bin Laden ni el prófugo narco el Chapo Guzmán corrieron a refugiarse a lujosas casas de Las Colinas con el aval del FSLN...

El triunfo de Daniel Ortega en las pasadas elecciones del 5 de noviembre es, queramos o no, un acontecimiento trascendente no sólo para Nicaragua y Centroamérica, sino para toda América Latina. Su caso es sui generis: encabezó una revolución armada para derrocar al tirano Anastasio Somoza Debayle; inició una proceso de revolución popular en medio de una guerra civil impuesta por Estados Unidos; inicia un proceso democratizador y de desmantelamiento de su propia revolución (Piñata incluida); es derrotado en tres elecciones de “democracia burguesa” y regresa al poder al cabo de 16 años encabezando una alianza de “tirios y troyanos”. ¡Y nada!

¡Qué hizo mil malabares para llegar al poder, es cierto! Es la culminación del ideal de todo político. En términos estrictamente políticos Daniel Ortega ha sido exitoso. Y no me cabe duda que entre sus adversarios habrá muchos que le tengan bastante envidia.Daniel Ortega, el Caudillo, Corrupto, Traidor, Violador y Criminal, pero también el Líder Popular, Concertador, Sabio y Benévolo ha regresado al poder, como el Hijo Pródigo, derrochando perdones y abrazos de reconciliación. Nadie como los propios nicaragüenses necesitan, no que Daniel triunfe, sino que se cumpla lo prometido: terminar con la pobreza.

La fuerza de Daniel para llegar al poder nuevamente estuvo en el ideal de la revolución que un día encabezó, la cual prometió convertir sus ríos en caudales de “leche y miel”, pero que después defraudó a medio mundo. No obstante, la semilla del sueño colectivo fue sembrado. Además pasaron 16 años de promesas que llegaron del lado de la derecha, tres gobiernos consecutivos, y la frustración se incrementaba con el tiempo. Hoy el Daniel de segunda generación está condenado a no equivocarse, sino no habrá Dios que lo perdone.

Nicaragua tiene un reto inmenso por delante y los nicaragüenses tiene que comprobar que el elegido es capaz y que luchará por reestablecer la esperanza en una nación que se niega a morir.He escuchado, entre “tirios y troyanos” de El Salvador, hablar de lo que el triunfo de Ortega puede influir en nuestros lares. La dialéctica dice que toda acción tiene sus reacciones e influencias. Pero la onda no es mecánica. Durante la guerra civil se escuchaba aquella consigna de “Si Nicaragua Venció, El Salvador Vencerá”... Pero no fue así.

Los procesos son distintos.La influencia de Nicaragua, sin embargo, será en todo caso una condición subjetiva en el proceso. El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), de El Salvador, no debería hacer cuentas alegres. No obstante, en El Salvador las condiciones objetivas para el cambio están dadas: crisis social y estancamiento económico; ensanchamiento de las desigualdades y desmejoramiento general de las condiciones de vida; gobiernos que incumplen con sus promesas; violencia galopante que nos sitúa como el país más peligros de Latinoamérica y entre los más peligrosos del mundo.

Sólo con eso sería suficiente para derrotar al oficialismo derechista, que aquí lleva también 16 años de establecer una política de “encantamiento” sin beneficios repartidos y que ha dejado a la población sólo con el aliciente de irse “mojada” a Estados Unidos. Ahora bien, el FMLN, y las otras fuerzas de izquierda democráticas: Frente Democrático Revolucionario (FDR) y Centro Democrático (CD), tienen un reto por delante: sacar a la derecha del poder. Esa sería su primera coincidencia; segunda, crear a partir de su alianza, una amplia Unidad Nacional, que tenga como norte: rescatar el proceso de democracia institucional; vencer la ola de violencia delincuencial y ponerle fin a la crisis socio-económica que padece El Salvador. En resumen, rescatar la esperanza. “Si no cumplieres, que la patria os condene”.

Autor: Juan José Dalton
Fecha: 27 de noviembre de 2006

Contrapunto


Suceden cosa raras en nuestros países. Hay fenómenos de contrapunto que indican la existencia de avances y retrocesos; acción y parálisis. Antes de la guerra civil salvadoreña y durante la etapa de florecimiento de las guerrillas escuchábamos decir que las armas debían dejarse a un lado y que el voto era lo esencial. Las dictaduras y los escuadrones de la muerte, por parte de la derecha eran los abanderados defensores de las democracias.

En El Salvador, a las faldas del volcán San Salvador, el presidente Antonio Saca inauguró recién un monumento a la memoria de Roberto D´Aubuisson, que como todo el mundo sabe fue quien ordenó matar a un hombre que hoy el Vaticano procesa para convertirlo en Santo. Hasta en aquel monumento hay una frase de D´Aubuisson sobre el valor del voto, pese a que la guerra sucia fue su verdadero signo.

Resulta que después de abandonadas las armas y controladas las calenturas guerrilleristas en Latinoamérica, las izquierdas han llegado al poder como parte de su participación electoral y su inserción al sistema. En algunos procesos más, en otros menos, las izquierdas están teniendo éxito, además de aprender a manejar el aparato estatal, entender el mundo globalizado y negociar con los organismos multinacionales. Claro que la democracia no es la revolución soñada. Los procesos se tornan complejos, en buena medida se debe a la existencia de engranajes burocráticos antiquísimos y corruptos. Algunas izquierdas han caído en esas trampas en lugar de erradicarlas.

Bueno, así las cosas, lo que estamos apreciando son nuevos contrapuntos, además de verificar la máxima de que “la tortilla se vuelva”. Las izquierdas -gracias a su inserción electoral que la derecha reclamaba- están en el poder y cosechando éxitos: Chile, Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay, Panamá, Nicaragua; en varias islas del Caribe. Prueba del éxito es que según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la pobreza en los últimos cuatro años ha sido reducida en más del 6 por ciento en el continente. ¿Es suficiente? Claro que no, pero la tendencia es al incremento, algo que nunca se verificó durante las dictaduras ni en la oleada neoliberal de los últimos años.

Por otra parte, las derechas están en la oposición, algunas con nostalgia del poder perdido, en descomposición, fraccionadas y en actitud defensiva. En los países centroamericanos las derechas no han abandonado el poder, pero su tentación, como en el caso de El Salvador, es hacia un cada vez mayor autoritarismo paranoico.

Los intelectuales derechistas decían que las izquierdas fueron paranoicas en las anteriores décadas, es decir, aquí “la tortilla también se volteó”. La paranoia derechista se ha hecho manifiesto especialmente en la política criminal del manodurismo, con la que se pretendió enfrentar el fenómeno de la violencia delincuencial, pero igualmente se subieron al avión antiterrorista del Washington “neocons”. La derecha local después de Septiembre 11-2001 identificó a la izquierda con el terrorismo islámico; ahora la identifica con las “maras”. Ello conllevó a rotundos fracasos porque ambos fenómenos tienen más raíces y consecuencias de acciones derechistas. Osama Bin Laden es creación de la CIA y las “maras” una consecuencia de la exclusión social y la expulsión de la población pobre hacia Estados Unidos provocada por la voracidad de las élites económicas que han dictado programas a los gobiernos derechistas con el fin de captar las remesas familiares.

Otro contrapunto..., el último por el momento. Mientras en Uruguay se captura a un dictador despiadado y genocida para llevarlo a la justicia, en El Salvador, una de las líderes y diputadas del oficialismo, en un ataque de paranoia, rompía en la plenaria legislativa un proyecto de ley para declarar el 30 de agosto el Día Nacional de la Víctima de la Desaparición Forzosa. Uruguay se transforma y prospera; El Salvador odia y discrimina.

Autor: Juan José Dalton
Fecha: 20 de noviembre de 2006

domingo, 26 de noviembre de 2006

El despetronke


En mi época de estudiante de bachillerato había un chiste: “¿Cómo se llama la mejor bailarina del ballet ruso?... ¡Sibrinka Sedespetronka!” y venían luego una serie de chistes, algunos con gran imaginación como el del Ministro de Salud de Viet Nam: Bo Ti Kin o perversos como el del último Rey de Marruecos: “Mamamela Amid I (Primero)”...

Bueno, el humor en ocasiones nos sirve para expresar estado de cosas o situaciones, en ocasiones muy dramáticas o trágicas. La gente usa el humor como autodefensa o para criticar a sus gobernantes incapaces o autoritarios, o con ambas características, que por lo general van juntas.

Y sino veamos lo que ha ocurrido en Estados Unidos. Desde mi punto de vista se trata del DESPETRONKE del Partido Republicano (PR), que fue arrastrado por un grupo de ultraderechistas conocidos como “neocons” –neoconservadores- que han influido en la mente del presidente George W. Bush, a tal grado que se dice que hasta su padre le ha retirado el saludo.

El concepto del DESPETRONKE es eso: algo se construye sobre bases cuestionadas, por ejemplo, las guerras y ocupaciones de Afganistán e Irak o la violación a los derechos humanos y civiles en el mundo o el apoyo incuestionable a las masacres de los israelitas contra los palestinos, entonces de pronto ¡Pum! Todo se DESPETRONKA, como le pasó a Bush el pasado 7 de noviembre.

El concepto del DESPETRONKE sólo tiene un sinónimo en el cubanismo DESCOJONAMIENTO, que sirve para ilustrar un gran desastre. Por ejemplo, cuando se cayó el socialismo y para poder explicar el contenido, consecuencias e implicaciones del fenómeno, nada mejor dicho que cuando se dijo: “¡Se descojonó el Muro!”, que era lo mismo que decir: “¡Se despetronkó el Muro!”.

Pero no siempre todo lo “despetronkado” es igual a “descojonado”. Por ejemplo: las Torres Gemelas fueron “despetronkadas”; el Partido Republicano se “despetronkó” por varias razones: perdió la Cámara de Representantes, el Senado, perdieron gobernadores y además, las elecciones en Nicarargua. O Sea, el “despetronke” es un “descojonamiento” mayúsculo.

En El Salvador estamos viviendo un “semi-despetronke” en el sistema de seguridad pública: las “maras” dominan más territorios de los que controló la guerrilla durante la guerra civil. Para comenzar, las “maras” tienen entre 30 mil y 70 mil “afiliados”, todos con posibilidades de armarse, en contraste con las tropas de la policía y el ejército, que tienen 30 mil efectivos en conjunto. La guerrilla terminó en 1992 con 7 mil hombres y mujeres sobre las armas.

Pero la “mara”, un concepto que se aplica al pandillero juvenil tatuado, ha mutado a múltiples formas de delincuencia: sistema de inteligencia (infiltraciones en órganos del Estado y control territorial); despliegue de las extorsiones a todo nivel (comercio, transporte, escuelas, familias de soldados en Irak, etc, etc). Esto sin contar con los más de 10 homicidios diarios.

Otra cosa: en medio de este “semi-despetronke”, en la que prima la impunidad, hemos conocido por medios internacionales que a la directiva general del Banco Cuscatlán, el segundo mayor de El Salvador y de Centroamérica, han recibido una orden de captura por “estafar, robar y perjudicar gravemente” a dos entidades financieras locales. Se nos ha hablado de la internacionalización de las “maras”, lo que me lleva a concluir que ya están en el sistema financiero regional y con ello sí se puede provocar un “DESPETRONKE GLOBAL”. Así que estamos a la espera.

Autor: Juan José Dalton
Fecha: 13 de noviembre de 2006