lunes, 16 de febrero de 2015

"Es clave empezar un proceso de justicia", dice Almudena Bernabeu

Por Juan José Dalton
Abogada del proceso por el asesinato de 6 Jesuitas en 1989 en El Salvador
SAN SALVADOR
La abogada española oriunda de Valencia y querellante en el caso del proceso por asesinato y terrorismo contra seis sacerdotes jesuitas en El Salvador (1989) que se sigue en la Audiencia Nacional Española, consideró que la beatificación ordenada recientemente por el Vaticano del obispo mártir salvadoreño Oscar Arnulfo Romero y la apertura del juicio contra los presuntos responsables de la masacre de los jesuitas, pudieran ser hechos que se celebrarían en paralelo en 2015.
Bernabeu, en declaraciones a LA OPINION, consideró que la próxima beatificación de Romero, asesinado en el púlpito en 1980 por escuadrones de la muerte de ultraderecha que lo acusaban de ser "cura subversivo y comunista", lo convierte en "símbolo de unidad de los salvadoreños".
La abogada, quien reside en San Francisco, y respondió su teléfono mientras estaba en Londres en viaje de trabajo, asegura por otra parte, que tiene la convicción que pronto se abrirá el juicio por los jesuitas asesinados en 1989 por tropas especiales salvadoreñas, ya que Estados Unidos podría extraditar a un ex alto oficial que está preso en Boston y espera que se obtenga el primer veredicto de culpabilidad en el caso de la masacre del jesuita Ignacio Ellacuría y sus colegas de la dirección de la Universidad Centroamericana (UCA), de El Salvador, en momentos que este país era abatido por una guerra civil (1980-1992).
Con el asesinato de Romero se inició en El Salvador la guerra civil en 1980; con la masacre jesuita en noviembre de 1989 la guerra perdió apoyo internacional y se abrió paso a las negociaciones y diálogo que finalmente terminaron un pacto conocido como Acuerdo de Paz de Chapultepec, el 16 de enero de 1992, auspiciado por Naciones Unidas (ONU).

¿Qué impresión le produce a usted, que ha trabajado en el tema de derechos humanos, la beatificación de monseñor Romero?

Yo creo que si de verdad había un ejemplo, un ícono de justicia y reconciliación en El Salvador, es la persona de Oscar Arnulfo Romero. Creo que es precioso y a él le habría encantado haberse transformado en este símbolo de unidad para los salvadoreños.
Es clave, es el principio, pero es el principio más seguro de El Salvador y para el futuro de El Salvador, empezar un proceso de verdad, de justicia y de reconocimiento de las víctimas, comenzando por honrar a monseñor Romero porque es –lo digo con todo cariño– una figura segura y unifica a los salvadoreños como pocas cosas lo han hecho.

¿El significado?


Como abogada llevamos el caso desde en el 2003, en Fresno, EEUU, contra el capitán Álvaro Saravia.
Es algo que me enorgullece mucho. El juez entonces al dictar sentencia dijo que el asesinato de Romero era un crimen de una sola persona, pero que a pesar de ello, se consideraba un crimen de lesa humanidad. El sentido de asesinar a Romero, fue algo así como asesinar a todo El Salvador. Romero era el símbolo de la gente salvadoreña y su muerte simboliza la muerte y el dolor de muchos. Entonces, creo que empezar este proceso de canonización, reconocer su pelea, lo que él creyó y el modo en que vivió y las creencias del espíritu de la religión cristiana, yo creo que es fundamental para El Salvador.

Vamos a tener un santo cuya muerte está impune...

Efectivamente, creo que es una paradoja, y que de un modo u otro se va a tener que resolver y creo que esto va a incentivar para que aún se le olvide menos y no se olvide a El Salvador en donde no hay ni justicia ni verdad con respecto a su asesinato. O si la hay, por lo menos no se ha oficializado.
En la edad media era posible tener un santo sin tener justicia, pero en 2015 eso es imposible. Esto es imparable, yo lo que creo es que esto es otro paso más en un proceso en el que está inmerso El Salvador.

¿Cómo está el proceso del caso de los jesuitas en la audiencia española?

Está muy interesante. Sin poder revelarte mucho en este caso, puedo decir que desde hace
aproximadamente un año y medio desde que se dictara sentencia contra ex general Inocente Orlando
Montano (por delitos de fraude migratorio en un tribunal de Boston), quien todavía está en una cárcel de Estados Unidos por perjurio, estamos trabajando mucho porque se materialice la extradición hacia
España.

¿Qué nos puedes adelantar al respecto?

Lo único que te puedo adelantar sin entrar en muchos detalles es que estamos en las conversaciones finales de cara a que tenga lugar esa extradición, así que estamos en la recta final y preparándonos para una respuesta definitiva por parte de las autoridades estadounidenses. Entonces, el juicio en España se podría realizar al mismo tiempo que se beatifica a monseñor Romero. Va a ser un año muy especial y de transformación para El Salvador.

¿Qué pasa con los más de una docena de oficiales que están acusados y que residen en El Salvador?

Si se extradita a (Inocente Orlando) Montano [uno de los sospechosos] a España, se abriría el proceso y se abriría el juicio; la legislación española pone como requisito la presencia física de alguno de los imputados. Ya no le correspondería al juez Eloy Velazco, de la Audiencia Nacional de España, sino a un tribunal colegiado con tres jueces, quienes conocerían las pruebas que hemos aportado. Esto implica que se presentarían testigos adicionales, prueba adicional, y por supuesto, el imputado presentaría su propia línea de defensa porque hasta ahora ninguno de los imputados ha querido defenderse. Por supuesto, todos los derechos de Montano estarían protegidos, en el sentido de que presentaría a sus abogados y sus testigos. Tendría un veredicto de culpabilidad, si Dios permite. Sería el primer juicio de culpabilidad en el caso de los jesuitas

www.laopinion.com

http://www.laopinion.com/noticiaslatinoamerica/article/20150215/Es-clave-empezar-un-proceso-de-justicia&timediff=0

domingo, 1 de febrero de 2015

La Iglesia salvadoreña dialoga con las bases de las maras en la cárcel

Por Juan José Dalton (El País)
SS- 01.02.2015
A finales de enero la noticia se esparció como fuego en la prensa local y en las redes sociales: representantes de varias iglesias protestantes de El Salvador habían visitado las cárceles donde se encuentran recluidos los líderes de las pandillas o maras, como se conoce a los grupos violentos. Este domingo, y a través del obispo auxiliar de San Salvador, monseñor Gregorio Rosa Chávez, la Iglesia Católica confirmó que se “ha iniciado un diálogo informal” con las bases de las pandillas a fin de “buscar juntos la paz”.
Algo se está cocinando. El pasado 17 de enero, los líderes de las principales pandillas, en su mayoría en cárceles locales, establecieron una segunda tregua, en la que supuestamente acordaron evitar matarse por disputas de territorios u otras causas y dejar de atacar a agentes del Estado, como lo estaban haciendo desde el año pasado cuando 39 policías murieron asesinados en ataques o emboscadas. Solamente en este enero, otros siete policías se han sumado a esa fatal lista.
“Con satisfacción informamos de que desde el día sábado 17 de enero del corriente año, estamos impulsando en todo el país un gesto unilateral de buena voluntad [la segunda tregua], que busca contribuir en la reducción de la violencia; sus efectos ya se hacen sentir en la drástica disminución que ha experimentado la tasa de homicidios”, se lee en el primer inciso del comunicado difundido por los líderes de la Mara Salvatrucha (MS13), Barrio 18, Mara Mau-Mau, Mara Máquina y Mirada Locos 13, así como un grupo de presas y presos comunes.
Once personas mueren al día en El Salvador, uno de los países más violentos del mundo
La Iglesia Católica no reconoce la tregua como tal, menos una negociación, lo que aclara el obispo Rosa Chávez: “La palabra negociación no entra en este planteamiento, entra la palabra diálogo, que eso supone escuchar y dar a la gente oportunidades. Con el diálogo llegamos a las bases [de las pandillas], de los jóvenes que están en la colonia, en los caseríos, en el barrio y que quieren que se les escuche y que se les den oportunidades para salir de las pandillas”.
“Son en las parroquias que están en todo el país donde se conoce a las bases, a los que obedecen órdenes dentro de las pandillas; es con ellos que los párrocos y la gente de la iglesia, desde hace vario tiempo están manteniendo un diálogo. Un diálogo que tiene varios elementos, dos de ellos: recoger las mejores prácticas de la iglesia y la otra es apostarle a la unidad de las familias”, aclaró el segundo jerarca de la Iglesia Católica local.
Añadió que “hasta hoy no se ha planteado con tanta claridad ni contundencia el diálogo de parte de la Iglesia, pero creo que el momento llegó porque estamos en una campaña política, donde creo que el tema se devalúa porque se convierte en un momento de cómo adquirir votos y no en cómo ayudar a una solución, y es esto lo que buscamos”, explicó el religioso. Se refería que el tema del diálogo con las pandillas o, por ejemplo, la primera tregua —que se negoció en marzo de 2012, misma que logró reducir drásticamente los homicidios, de 15 a 5 diarios— han sido atacados políticamente, es especial en momentos de campañas electorales.
El Gobierno que preside el exguerrillero Salvador Sánchez Cerén ha dicho que “no dialoga ni negocia con las pandillas, que son grupos fuera de la ley”. Para enfatizar su posición la semana pasada hizo aprobar en el legislativo, casi por unanimidad un paquete de reformas para endurecer y agilizar las investigaciones y los procesos judiciales en contra de quienes asesinen a policías, soldados o fiscales, así como aquellos que cometan graves delitos como masacres y secuestros. No obstante, Iglesia Católica propone un enfoque humano frente a las medidas gubernamentales y declara que “la represión debe ser la última respuesta a esta situación”. “Si nos vamos por este camino (de represión), estaremos contando muertos todos los días, y eso no lo quiere Dios, ni las familias salvadoreñas”, indicó el obispo Rosa Chávez.
La Iglesia Católica, y en general las Iglesias protestantes como la Anglicana, la Luterana y las distintas congregaciones evangélicas, hablan de un cambio de enfoque diferente de la represión y la las “manos duras”, que como recuerdan, “la medicina fue peor que la enfermedad”, dado que ante el embate del Estado las maras se reorganizaron, se cualificaron y se armaron. Así las cosas, en 2014 el promedio de homicidios se elevó a 11 diarios y la tasa pasó de 40 a 60 por cada 100.000 habitantes, lo que según Naciones Unidas (ONU), hacen de El Salvador uno de los tres países más peligrosos y violentos del mundo.

La Iglesia salvadoreña pide un nuevo enfoque hacia las pandillas

PUBLICADO: EST
San Salvador - “No creo en eso de la tregua de las maras ni en diálogos, no me los trago… el viernes cuando salía para mi trabajo, un grupo de pandilleros enmascarados y armados habían puesto un retén cerca de donde se toma el bus; estaban cobrando renta a todos los pasaban por ahí. Quién se niega, se arriesga a ser asesinado”, narró el joven “Ricardo” quien reside en San Martín, en los alrededores de San Salvador, al opinar sobre el presunto proceso de “pacificación” que tiene lugar en este país centroamericano.
El joven, que trabaja de chofer en una empresa ubicada en la capital y que no quiso ser identificado más que por su nombre de pila, tuvo que regresar a su casa y volver a hacer el intento de llegar a su trabajo dos horas después, con lo que perdió medio día de labores.
No obstante, en El Salvador, algo se está moviendo en dirección de tratar de solucionar la criminalidad de las pandillas.
La Iglesia Católica confirmó ayer que “se está dialogando” con las bases de las pandillas o maras violentas, al mismo tiempo pidió “un cambio de enfoque” en la solución de la problemática, que tiene casi dos décadas de vigencia.
Es decir, de  reprimir menos y dar oportunidades a los jóvenes en riesgo, tal como contempla el Plan El Salvador Seguro, logrado en consenso entre sectores religiosos, sociales y políticos.
Monseñor Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de San Salvador, aseguró que los pandilleros “son jóvenes que tienen derechos, tienen familias y necesitan ser escuchados”, al ahondar en sobre el tema del diálogo.
La iglesia, que tiene una sola voz que en este momento es la que estoy presentando a ustedes, insiste en que hay que buscar un cambio de actitud. ¿Cómo? Por ejemplo, en la base uno tiene a los pandilleros a las puerta de las parroquias y conocemos a la gente que está en eso, a sus familias, nos buscan, ahí es donde hay un trabajo en la base, que está a flor de piel”, apuntó el segundo jerarca de los católicos de El Salvador.

Antecedentes

A finales de enero se dio a conocer que el liderazgo de las pandillas o maras habían acordado llevar adelante una segunda tregua con la finalidad de desmontar la violencia que afecta a El Salvador y que lo mantiene como uno de los tres países más peligroso del mundo, por sus altas tasas de homicidios superiores de 60 por cada 100,000 habitantes.
La primera tregua entre las maras iniciada en marzo de 2012 logró reducir los asesinatos de 15 a cinco diarios. Este proceso duró 15 meses porque no obtuvo consenso social ni apoyo político, sino duras críticas, según apuntan observadores locales.