miércoles, 8 de febrero de 2012

Derecho sin afán de venganza

Juan José Dalton (*)

SAN SALVADOR – Me encontraba revisando El País, de España, y de pronto veo un título de una nota informativa y creí que se trataba de El Salvador: "Mi padre no tuvo juicio, lo hicieron desaparecer. Que la justicia lo reconozca". 

 Otra nota en el también español ABC era titulada: “No tengo afán de venganza, pero quiero saber por qué perdí a mi abuelo”...

Después me di cuenta que no se trataba de reclamo de víctimas salvadoreña, sino que eran personas mayores de edad, de más de setenta años que testimoniaban y exigían justicia por su familiares reprimidos, torturados, desaparecidos y masacrados por la dictadura de Francisco Franco, pero específicamente por hechos ocurridos durante la Guerra Civil española que se prolongó entre 1936 a 1939.

Medio millón es la cifra de victimizados; como130 mil las personas de las que no se sabe su paradero. Miles de fosas comunes sin exhumaciones.

Crimen sin resolver, crímenes sin verdad y justicia, son heridas que nunca se cerrarán ni en España ni en El Salvador ni en ningún lado del mundo.

En España ha sucedido de pronto lo paradójico: Un país que aplica los conceptos modernos de la Justicia Universal, ahora procesa, como si de un criminal se tratara, al brillante abogado y juez, Baltazar Garzón, por haber abierto una causa en contra de los crímenes del franquismo. ¡Faltaba más!

Los crímenes del franquismo tienen más de 75 años y hoy están latentes en los hijos y nietos de los victimizados de entonces.

En El Salvador, cuando apenas celebramos 20 años del fin de la guerra, ¿cuánto dolor se encierra aún en los sobrevivientes de las tragedias?

Creo simplemente que debemos hacer algo urgente para sanar las heridas de todos los que hemos sido víctimas de estas tragedias para no heredarlas a las futuras generaciones. Pero ese algo es definitivamente: verdad, reconocimiento de los hechos, justicia restaurativa y perdón sincero de los victimarios.

Un día leí algo que me impresionó profundamente del Maestro Francisco Andrés Escobar, recientemente fallecido, cuando reclamó algo así: ¿Para dónde va un país que ha asesinado a su Pastor, a su Profeta y a su Poeta?.

Se refería el Maestro Escobar a Monseñor Oscar Romero, a Ignacio Ellacuría y a Roque Dalton... Crímenes aberrantes que aún están en la impunidad, como en España el caso de Federico García Lorca.

Si realmente no queremos que aquella vorágine vuelva a ocurrir, tenemos que ponerle un dique indestructible e impenetrable a la impunidad, de ayer y de hoy.

Las víctimas en España reclaman lo mismo que las de El Salvador, su derecho a la verdad. No es afán de venganza, es lo justo. Como lo dijo una sobreviviente de la masacre de El Mozote, “queremos saber qué y a quiénes perdonar”.

(*) Director de Diario Digital ContraPunto: www.contrapunto.com.sv