miércoles, 27 de febrero de 2008

La noche que Silvio supo dónde cabalgaba su Unicornio

SAN SALVADOR – El avión aterrizó en el aeropuerto “José Martí”; mi madre y yo hicimos los trámites en migración y nos dirigíamos a nuestra casa en el Vedado. Tenía más de dos años de haber dejado La Habana. Mis ojos querían devorar todo lo que veían al paso.

Era el mes de abril de 1982 y había viajado desde la calurosa Managua, a donde había llegado en enero de ese mismo año, después de una peripecia increíble tras mi salida de la cárcel de Mariona, lugar en el que estuve encerrado desde octubre del 81; en Mariona, llamada oficialmente “La Esperanza”, inauguramos el Sector II, especialmente adaptado para los presos políticos.

Llegaba a La Habana incompleto: Roque, mi hermano mayor, estaba desaparecido luego de la ofensiva en Chalatenango (1981); mi cuerpo con tres costillas fracturadas por una bala que me atravesó de lado a lado; el brazo izquierdo casi inmóvil y cicatrices de las torturas... Pero la alegría del sobreviviente es bastante poca entendida...


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Autor: Juan José Dalton

Fecha: 27 de febrero de 2008