SAN SALVADOR - Los hechos macabros no parecen tener fin en El Salvador, considerada la nación más peligrosa de Latinoamérica. Una muestra de ello fue el hallazgo el miércoles de cinco cadáveres en el interior de un penal, con señas de haber sido torturados, sin que las autoridades se percatasen de algún episodio violento antes de los asesinatos.
Los hechos no tienen precedentes; por lo general, los asesinatos y las masacres se producen durante las frecuentes riñas entre presidiarios o en los motines. “Pero en esta ocasión, primero apareció un cadáver en un baño... Se decretó el estado de alerta y luego se encontraron los otros cuatro cadáveres en unos barriles que sirven de basureros. Estaban tapados con colchones y sábanas”, narró el director del penal de Chalatenango, al norte de El Salvador, Nelson Hernández.
Los restos de las víctimas tenían señas de torturas: cortes en la piel, quemaduras y golpes. Estaban atados de pies y manos, y mostraban signos de haber sido asfixiados.
De acuerdo a las autoridades del penal, las primeras investigaciones indican que los asesinatos podrían tener origen en rivalidades entre los internos por el control de la cárcel. La mayoría de los más de 700 reos de este presidio pertenecen a la temible Mara Salvatrucha.
Estos hechos pueden deberse a “reacomodos o ajustes dentro de la organización pandillera”, explicó el director de Centros Penales, Gilbert Cáceres. La rivalidad interna puede centrarse entre pandilleros deportados desde Estados Unidos y los locales. De todos modos, las investigaciones siguen su curso, recalcó Cáceres.
Las víctimas fueron identificadas como Nelson Leonel Miranda, de 29 años de edad; Joel Antonio Díaz, de 20; Héctor Gabriel Contreras Beltrán, de 36; José Neftalí Hernández Alemán de 22, y José Wilfredo Menjívar Guardado, de 19 años. Formaban parte de un grupo de 769 prisioneros albergados en un penal que sólo tiene capacidad para 250. (Publicado en El País: www.elpais.com ).
Autor: Juan José Dalton
Fecha: 7 de marzo de 2008