lunes, 12 de enero de 2009

“Me pela el nabo...”

Por Juan José Dalton (ContraPunto)

SAN SALVADOR – Un día, cuando ya el Sector II de Mariona estaba bastante lleno, se organizó el Comité de Presos Políticos de El Salvador (Coppes) –sección Mariona-. Si mal no recuerdo el representante de todos nosotros fue Dagoberto Sosa, un experto y paciente organizador. Era quizás el mes de noviembre de 1981.

A Dagoberto lo acompañaba una directiva como siempre: un responsable de Actas, Conflictos, Comunicaciones, etc, como si fuéramos sindicato o más bien, una reproducción de las organizaciones sindicales o gremiales.

Las condiciones del penal por el hacinamiento comenzaban a hacerse deplorables, pero en ese momento no eran infrahumanas. Sin embargo, todos los presos nos reunimos en asamblea para elaborar un pliego de peticiones para mejorar nuestras condiciones y que luego pudiéramos presentar al Director del Penal, a fin de que nos diera una respuesta.

Teníamos, recuerdo, un problema de voltaje en el sector. Si se encendían varias cocinas eléctricas, se iban los fusibles y quedábamos sin electricidad. Así que ese era uno de los problemas a resolver. El otro tenía que ver con que nos dejaran entrar radios transistores y nos permitieran comprar los diarios de circulación nacional.

Recuerdo que solicitamos también un televisor, al menos, para ver no se qué evento deportivo que se celebraba a nivel internacional.

Todos estuvimos de acuerdo en las peticiones. Habían muchas más, pero no recuerdo en estos momentos.
Se acordó la comisión que debía ir a hablar con el Director del Penal y cabalmente los de la directiva fueron a hablar con el funcionario.

El “maistro” los estaba esperando en su oficina, sentado en su cómoda silla detrás del escritorio. “¿Qué desean señores?”, dijo en tono autoritario.

Dagoberto, muy calmado le dijo: “Señor Director, venimos de parte del Comité de Presos Políticos de El Salvador (Coppes)...”

El funcionario interrumpió inmediatamente: “¡A mí el Coppes me pela el nabo...!”

Dagoberto, bien calmado continua: “... y venimos a entregarle un pliego de peticiones...”

El funcionario volvió a interrumpir: “¡A mí las peticiones me pelan el nabo...!”.

“¡Miren, ustedes están presos! ¡Aquí no hay sindicatos! ¡Y nada tenemos que hablar!”. Así finalizó el primer encuentro entre el Coppes y el entonces Director del penal de Mariona.

Dagoberto, un tanto parsimonioso, se fue repitiendo: “¡Ah, le pela en nabo!, ¿no?”

La asamblea del Coppes, esperaba ansiosa el resultado de las gestiones. Y Dagoberto contó lo que había sucedido. La mayoría se fue decepcionado, cada uno a su celda.

Al día siguiente, como a media tarde, el mismito director del Penal de Mariona llegó desaforado a tocar la puerta del Sector II de los presos políticos.

“¡Señores del Coppes! ¡¡No me hagan esto!!” y alzaba un diario en el que aparecía un comunicado del Coppes y de un comité de presos políticos en el que se denunciaba la actitud arbitraria del director del penal de Mariona. La denuncia había llegado al exterior por medio de embutidos que se hacían gracias a las colaboraciones de los presos comunes.

“¡Entréguenme sus peticiones y voy a ver en qué les puedo ayudar, pero con esa denuncia los muchachos me pueden matar!”.

Esa misma tarde aquel funcionario nos mandó a decir que las peticiones del Coppes no atentaban contra la ley y que quedaban aprobadas.