miércoles, 13 de agosto de 2008

Centroamérica: zona de miedo


Por Juan José Dalton (PROCESO)
SAN SALVADOR - Centroamérica es una “zona de miedo”. La razón: sus altas tasas de homicidios, así como otras expresiones de la criminalidad, tales como lesiones con armas de fuego, robos a mano armada, hurtos, extorsiones, secuestros y violencia intrafamiliar.


La tasa de homicidios en esta región es de 36 por cada 100 mil habitantes y los costos del flagelo se elevan a más de 6 mil 500 millones de dólares.La cotidianidad transcurre entre el miedo y la paranoia de que algún día, en cualquier momento, se puede ser la próxima víctima.


“Me había levantado feliz porque al fin había comprado la grabadora digital que quería, después de ahorrar la mitad de mi sueldo durante tres meses. Me subí al microbús y a los minutos abordaron tres jovencitos que, pistola en manos, comenzaron a quitarle a la gente todo lo que podían, especialmente joyas, celulares y dinero (...) “Quise esconder mi grabadora, pero no me dieron tiempo. Uno de los mareros me arrebató el bolso y sacó mi grabadora, el celular y el dinero; de la muñeca me arrancó el reloj...”, recuerda con los ojos enrojecidos una periodista salvadoreña para demostrar el peligro al que se expone diariamente las personas que usan el transporte público.


Federico Colorado, presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) de El Salvador, dijo a la prensa local que citarán a una reunión a las autoridades de seguridad pública porque los actos delictivos se han recrudecido: robos de vehículos y de furgones con mercancía, así como los secuestros exprés. “Tenemos ejemplos: un empresario del transporte comercial me contó que en los que va del año se han robado 20 camiones de su negocio”, explicó Colorado. Y sostuvo que ese tipo de delitos se había controlado y que ahora ha vuelto a escalar.


Esas son situaciones que a diario se viven no sólo en El Salvador, sino en la mayoría de las naciones del istmo centroamericano, donde los delincuentes parecen ganarle la batalla a los estados y las sociedades de la región.


En El Salvador durante el mes de junio se registró una racha de masacres, durante los fines de semana, contra jóvenes. Los patrones de conducta fueron los mismos: los victimarios usaron vehículos (automóviles o motos) y armas de fuego; ametrallaron a grupos de personas sin previo aviso y sin aparente motivo.


Una de estas matanzas ocurrió en un circo, cuando las personas salían de la carpa durante el intermedio: tres fueron asesinadas al instante. En Honduras y Guatemala suceden casos similares. La organización Casa Alianza ha denunciado reiteradamente el asesinato de hasta 50 jóvenes y niños, como promedio mensual, que supuestamente son delincuentes y/o que pertenecen a las pandillas de la Mara Salvatrucha.


Los responsables permanecen en la impunidad o simplemente los crímenes son achacados a riñas entre pandillas.


Los números de la violencia


El Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP) de El Salvador dio a conocer un estudio sobre la violencia en Centroamérica, en el que reveló análisis y estadísticas asombrosas. Es inusual que una entidad que asesora al gobierno, como el CNSP, ponga sobre la mesa datos comparativos de la violencia.


En este documento El Salvador sale mal parado.El líder empresarial Federico Colorado, aunque reconoce el repunte de la violencia actual, niega que El Salvador sea uno de los países más violentos del mundo. Sin embargo, las cifras del CNSP son contundentes: Latinoamérica en 2006 tuvo una tasa de homicidios de 24.8 por cada 100 mil habitantes; en el mundo la tasa de homicidios es de aproximadamente 9 por cada 100 mil habitantes, pero en Centroamérica registra 36.6. En México, la tasa es de 28.7 por cada 100 mil habitantes.


Sin embargo, en El Salvador la tasa de homicidios es de 67.8, casi tres veces la de México y Latinoamérica; diez veces mayor que la de Estados Unidos y 45 veces más que la de Canadá.


Otras de las situaciones importantes que se ponen al descubierto en la investigación del CNSP es el crecimiento de la actividad de las pandillas Maras en Centroamérica.Los países con más incidencia de estas pandillas son también los más violentos: El Salvador, Honduras y Guatemala. Estas tres naciones son las que también sufren más deportaciones de indocumentados desde Estados Unidos.


Las autoridades salvadoreñas estiman que las deportaciones de sus ciudadanos desde Estados Unidos con antecedentes penales es uno de los hechos que más agrava la violencia en la nación centroamericana, ya que nutren a las pandillas o al crimen organizado.


Los costos


El estudio del CNSP aborda los costos de la violencia en Centroamérica, lo cual indica que ésta es también un grave factor de empobrecimiento: en 2006 éstos alcanzaron un monto aproximado de unos 6 mil 506 millones de dólares, equivalente a 7.7% del producto interno bruto (PIB) de la región.


“En valores absoluto, los costos son mayores para Guatemala (2 mil 291 millones) y El Salvador (2 mil 10 millones) y menores para Costa Rica (791 millones) y Nicaragua (529 millones)”, indica la investigación.En términos relativos al tamaño de la economía, la situación cambia. En un extremo se encuentra El Salvador, donde la violencia impone un costo cercano a 11% del PIB; en el otro, Costa Rica, con una carga de 3.6%. En Honduras y Nicaragua, los costos de la violencia equivalen a 9.6% y 10% del PIB.


Estos datos reflejan otra triste realidad de los habitantes centroamericanos: que las autoridades invierten más en los asuntos de violencia que en educación, pues según datos oficiales El Salvador canaliza 2.7% del PIB en educación; Nicaragua, 3.7; Guatemala, 2, y Panamá cerca de 6%.


Lo más grave es que los gobiernos de los países más violentos tomaron como única solución para combatir la escalada criminal, achacada casi exclusivamente a las pandillas, la aplicación de planes de “mano dura”, es decir, la represión para tratar de acabar con la delincuencia juvenil.


“A la violencia se le respondió con más violencia, lo cual favoreció su multiplicación”, comentó en entrevista con Apro la experta en temas de pandillas, Jeannette Aguilar, de la Universidad Centroamericana (UCA).