SAN SALVADOR - Honduras, una nación pobre y casi olvidada en Latinoamérica, ha levantado cabeza y se encuentra en la actualidad inmersa en un conflicto comercial agudo nada menos que con Estados Unidos, el poderoso imperio del norte. El embate ya es conocido como la guerra de los melones, con un trasfondo político y mercantil.
Todo comenzó la semana pasada, cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) pidió a los consumidores estadounidenses que “tiraran a la basura” los melones hondureños adquiridos en los comercios, después de que unos 50 ciudadanos de EE UU y Canadá enfermasen —15 de ellos fueron hospitalizados—, supuestamente tras ingerir fruta infectada con la bacteria de la salmonella, que produce estados diarreicos.
Tras la alerta de la FDA, unos 350 furgones con mercancía por valor de ocho millones de dólares de la empresa hondureña Agrolíbano fueron retenidos en las fronteras de Estados Unidos, bajo la prohibición de entrar en el país.
“La medida es catastrófica”, advirtió Óscar Molina, vicepresidente de la citada empresa, quien consideró que Honduras sufrirá pérdidas por más de 50 millones de dólares; de hecho, 1.800 trabajadores de los 20.000 que trabajan en la industria agrícola ya han sido despedidos.
Un mercado privilegiado
Entretanto, los empresarios hondureños tratan de evitar una guerra comercial con Estados Unidos, un mercado privilegiado para el 60% de sus exportaciones. Benjamín Bográn, director ejecutivo del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), explicó a la prensa local: “No podemos permitir que el Gobierno de Honduras se vea afectado por una guerra comercial en la que se ha involucrado a la FDA”, y agregó que se debe apoyar a las autoridades para que no haya un “efecto en cadena” por un caso aislado.
Reino Unido, en Europa, y El Salvador y Guatemala, en Latinoamérica, también detuvieron en sus fronteras los camiones con melones hondureños para examinarlos. Mientras, delegaciones ministeriales de Honduras se han desplazado a Washington, y la misma FDA envió de urgencia una misión investigadora a Honduras para inspeccionar los campos y la industria empaquetadora de melones. Los resultados científicos de tales investigaciones serán dados a conocer en los próximos días.
Tensiones políticas
Además de las consecuencias económicas, en todo este asunto resultan evidentes las tensiones políticas del continente. El Gobierno de Venezuela, presidido por Hugo Chávez, se ha “solidarizado” con Honduras y se ha declarado dispuesto a adquirir todos los melones que Estados Unidos rechace.
Por su parte, el mandatario hondureño, Manuel Zelaya, denunció en una entrevista con la cadena internacional CNN que Washington actuaba “injustamente” en este conflicto. Y en un gesto insólito, Zelaya sacó un melón, lo partió en tajadas y se comió una de ellas; “no hay salmonella”, aseguró el mandatario.
Carlos Imendia, catedrático salvadoreño residente en Honduras, recuerda que recientemente se produjo una situación parecida con la carne de pollos supuestamente infectados con salmonella procedente de granjas salvadoreñas, a las que autoridades de la FDA llegaron a amanazar con demandas judiciales. El analista cree que las naciones centroamericanas deben protegerse mediante las reglas para la solución de este tipo de conflictos previstas en el tratado de libre comercio (CAFTA, por sus siglas en inglés) suscrito hace tres años con Estados Unidos.
Imendia también advierte que Washington podría estar llevando a cabo una política mercantil para proteger o privilegiar a empresas meloneras mexicanas o propias, lo que cuestiona seriamente el concepto de “libre comercio” del CAFTA. Según el economista, quizá influya el hecho de que Honduras sea un país cercano a Gobiernos que Washington considera enemigos, como Cuba y Venezuela. (Publicado en El País: http://www.elpais.com/ ).
Autor: Juan José Dalton
Fecha: 31 de marzo de 2008